El pasado 31 de agosto celebramos el día de la niñez en una jornada que comenzó bien tempranito. No era otro sábado cualquiera, era un sábado distinto en nuestro barrio. De a poco, niños y niñas se acercaban con sus familias para terminar de dar los últimos detalles, o para organizar las bolsitas de caramelos, atendiendo a que nadie se quedara sin sorpresitas. Nos preparamos con mucho color para hacer la muraleada. Mientras el sol alumbraba el barrio, algunos comenzaban a pintarse las caras desde temprano y se colgaban banderines junto a las fotos de Sabina, para recordar a nuestra compañerita de La Rioja que siempre está presente.
Este año la mano está difícil. Sobre todo en nuestro barrio, donde las calles son de tierra, las placitas para jugar están lejos y los peques, muchas veces, solo comen en la escuela. Aún así, organizados, armamos una rifa para conseguir los recursos necesarios y festejar su día. Entre muchos y muchas nos unimos para mimar a los más pequeños y pequeñas, y para celebrar su alegría reivindicando sus luchas cotidianas.
A las 14 horas iniciamos el festejo con una ronda, como en cada espacio que compartimos. Allí nos dimos la bienvenida y saludamos a los que por primera vez se acercaban a disfrutar nuestra jornada en el barrio. Después de esto, continuamos con juegos cooperativos, colgados de la tirolesa, saltando en el pelotero y entusiasmados en el metegol. La actividad continuó con una función de circo al ritmo de la mejor música. Para concluir, tres compañeros se juntaron para compartir un poco de su arte con nosotros dando un cierre musical a nuestra jornada.
Fue un día lleno de emociones. Terminamos con la satisfacción de encontrar una sonrisa en cada vecinito y vecinita. Soñamos este día que fue posible gracias a la unión y la autogestión del barrio. Por eso, y por los niños que están y por los que vienen, gritamos fuerte: ¡hasta que todo sea como lo soñamos!