*Por Marta Montero, mamá de Lucía Pérez, asesinada el 8 de octubre de 2016.
¡Ay, Lucía! Cómo te quieren todas las chicas que gritan justicia por vos. Y en su reclamo, te escucho, porque las voces de ellas también es la tuya. Me abrazan, me miman, no sabés cómo me cuidan. Y en ese lazo, es como si nos acercáramos. Ese abrazo tuyo que me quitaron, ellas me lo dan. Entonces, cada vez que llego a casa te veo sentadita en la escalera, preguntándome cómo me fue. Pero cuando me doy cuenta que no estás ahí, se me derrumba el mundo.
Como puedo, yo sigo por vos, hija, día tras día. Sé que esto es pasajero, que adelantaste tu viaje y que ya nos vamos a reencontrar. Te siento cerca, presente, en cada una de esas mujeres que salen a la calle por las que ya no tienen garganta propia para defenderse, para demostrar que nunca las van a callar. A eso me aferro, porque no hay nada más sanador que verlas empoderadas y luchando.
A pesar de todo el horror, de la sentencia nefasta que dio en noviembre pasado el Tribunal Oral en lo Criminal N°1, hoy me encuentro con más fuerzas que nunca, con una fortaleza que solamente vos, hija, me brindás para que pueda sobrevivir.
Más temprano que tarde, esta película de terror dejará de existir.