Chubut es una provincia extensa, diversa y riquísima en minerales, lo que la convirtió en una presa codiciada, pero no fácil, para las empresas multinacionales que buscan explotarla a través de la megaminería. Después de más de 500 años, el saqueo sistemático a nuestras tierras continúa y demuestra que aún siguen las venas abiertas en América Latina. Como un legado de los usurpadores coloniales europeos de antaño, la empresa transnacional Pan American Silver, impulsó el proyecto minero “Navidad” en la provincia, en complicidad con los diferentes gobiernos de turno y una gran parte de los medios de comunicación que, cuando no optan por callar la verdad para enmudecer a la población, promueven un discurso a favor de los intereses empresariales.
“El proyecto Navidad es el más grande a nivel mundial, porque es de plata, plomo y cobre, y es una explotación a cielo abierto que va a generar residuos tóxicos en el ambiente. Es una zona semiárida donde hay mucho viento, por lo que la contaminación sería algo muy grave. Sumado a que las poblaciones de la meseta no contamos con grandes recursos de agua, sería imposible que puedan controlar el uso del agua de las empresas mineras. Y como si todo esto fuera poco, lo vinieron a instalar sobre un enterratorio mapuche-tehuelche que tiene más de 1200 años”, así lo expresa una mujer de la comunidad originaria Yala Laubat, ubicada en de la Meseta Central, y que por cuestiones de seguridad prefiere no dar a conocer su nombre.
Gracias a la presión de las asambleas de vecinas y vecinos de las comunidades originarias de Chubut se aprobó en 2003 la ley 5001, ahora ley XVII – 68, que prohíbe la minería a cielo abierto con el uso de cianuro en la etapa de explotación. Pero los legisladores, al momento de promulgarla, incorporaron un artículo a favor de las empresas mineras que dejó abierta una ventana: la posibilidad de realizar una zonificación y habilitar la minería en algún lugar de la provincia. El gobierno pretende dividir a Chubut en cuatro comarcas. Una de ellas, la Comarca de la Meseta Central, en donde las empresas podrán explotar los minerales y las cuencas hidrogeológicas. De esta manera, la zona minera dispondrá del 64% del territorio provincial y el 75 % de la cuenca del Chubut, de la cual dependen nada más y nada menos que 250 mil habitantes, es decir el 50% de la población.
“Nuestra comunidad está a nada más que 30 km del lugar donde se pretende hacer. Además, hay más de 300 proyectos mineros en la zona con los que también avanzarán si no frenamos esto. Implicaría no sólo la contaminación del agua y del aire, sino que también produciría un cambio social y cultural. En ningún momento se realizó por parte del gobierno ni de la minera una consulta a los pueblos originarios. Existe una ley internacional de la OIT que en el art. 61 dice que en cualquier tipo de proyecto que se implemente en una comunidad de pueblos originarios, estos últimos deben ser consultados. Esa consulta tiene que ser libre, se debe explicar qué se va a hacer y los pobladores de los pueblos originarios poder decidir”, agrega la compañera antes mencionada.
Desde enero de 2001, Chubut viene siendo un ejemplo de lucha y resistencia ante el avance de los capitales canadienses y estadounidenses. La semilla que se plantó en Esquel y que germinó el impulso combativo de las y los pobladores de la provincia crece día a día, y donde antes había un pueblo silenciado por los gobernantes y los medios de comunicación, hoy se levanta omnipotente la voz para gritar ¡NO A LA MINA, SI A LA VIDA!