Nunca aislado del pueblo trabajador, entre tantos rugidos de dolor, hoy nos abraza desde adentro de su casa, este salvaje que se volvió nuestro mensaje, nuestra justicia y nuestra garra. Otra caricia a una guitarra para seguir sanando esta soledad, siempre, siempre, siempre, ¡contagiando solidaridad!
De corazón,
muchas gracias, León.