¿Por qué desde el viernes 15 tras haber sido golpeado junto con su hermano por la policía no se supo nada más de Luis Espinoza? ¿Por qué recién ayer, una semana después, hallaron su cuerpo sin vida en la zona de La Banderita, pasando 150 metros la frontera con Catamarca? ¿Por qué tanta impunidad?
¿Por qué Patricia Cuevas, su cuñada, hoy llora a otra víctima del terror policial? «Ahora que ya sabemos lo que pasó, lo peor que podía pasar, queremos que se haga justicia y sus asesinos tengan cadena perpetua. El Gobierno de Tucumán no puede tener esta policía, ¡alguien los tienen que controlar!».
¿Por qué todavía lloramos desaparecidos y asesinados en democracia? Otra herida que no se cerrará jamás.
¿Por qué? «No puede pasar esto, Nunca Más«.