* Por Roxana Monteros, golpeada y abusada sexualmente por la Policía de Tucumán.
Ahí vino mi hermana para socorrerme y me llevaron al Hospital Policlínico Santa Rita, donde me revisó un médico y me dio calmantes. El mismo doctor que me atendió, me dio un número de la comisaría de la mujer donde podía hacer la denuncia. Cuando mi madre llamó le dijeron que no le podían recibir la denuncia porque “también es una dependencia policial”. Entonces, nos mandaron a la Comisaría de Lastenia. ¿Cómo vamos a ir justo ahí, si de esa dependencia son los policías que abusaron de mí? Me fui directo a la Fiscalía, donde me atendieron los oficiales y me dijeron que no podía ingresar por el coronavirus.
Al día siguiente, la doctora me recomendó que fuera a la Comisaría de La Banda, donde estuve más de una hora esperando hasta que me recibió el jefe principal. Cuando le conté toda la situación, sólo me respondió: «Mire, señora, lo que le puedo ofrecer es que la Policía no la moleste nunca más. Porque si usted empieza a hacer denuncias, le va a tomar tiempo y va a tener que gastar plata». Yo le respondí que ya había soportado demasiado tiempo los abusos de la fuerza, el amedrentamiento constante a mi familia, y que ya no me iba a quedar de brazos cruzados. Me saqué la campera y le mostré todas las marcas que me dejaron. Llegaron a un extremo, se metieron en mi casa como dueños e hicieron lo que quisieron cuando les dio la gana.
Hoy no puedo salir a ningún lado sin sentir miedo, todo el tiempo me tienen que acompañar; mi madre y mi hermano se ofrecen, pero a él no lo dejo salir porque ya lo tienen marcado y lo viven golpeando. Incluso, en uno de todos los operativos que realizaron en mi casa, le sacaron un ojo de un disparo. ¡Se lo reventaron! Y cada vez que lo ven, lo agarran y lo golpean. Tengo mucho miedo y más que nada tengo miedo de que maten a mis hijos por la denuncia que realicé contra ellos. Quieren que nos callemos, que no digamos nada. Pero ya no lo puedo permitir más. Hoy estamos esperando que la Justicia actúe, para que estos delincuentes uniformados paguen por todo lo que nos hicieron.