En el Día Nacional de la Conciencia Ambiental seguimos sufriendo la pérdida de nuestros ecosistemas. Los incendios en distintas provincias del país arrasan con la flora y la fauna autóctonas, y el humo hace que a las poblaciones cercanas les resulte imposible respirar aire limpio. Esta vez azotaron principalmente al territorio cordobés, con dos víctimas fatales: José Roble y Cristóbal Varela. El fuego comenzó hace una semana y aún hay focos activos en Traslasierra, Punilla, Paravachasca y Sierras Chicas. Hoy mismo, desde la asamblea de El Sauce nos encontramos en alerta debido al fuego frente a la Escuela del paraje.
Celeste Camacho, integrante de Guardamonte y de la red Coordinadora Ambiental y DDHH de Sierras Chicas, se lamenta por la poca predisposición estatal: «El sistema de vigías y el presupuesto para el Plan Provincial de manejo del fuego se dieron de baja. Hay voluntad política para desafectar medidas mínimas que antes se implementaban. Prevenir incendios implica planear una educación ambiental, tener sistemas de control y alerta temprana en el territorio; todas cuestiones que hoy no existen».
Mientras tanto, es la comunidad organizada la que pone el cuerpo. Santiago Tarduchy es miembro de la Brigada Chavascate y junto a ella, arriesga su vida para intentar frenar lo incontenible: «Somos vecinas y vecinos voluntarios agrupados. Trabajamos con pantalones de faena y camperas no ignífugas. Estamos intentando gestionar el equipamiento correspondiente en algún Municipio, pero hemos ido más a pedir que a recibir. La Secretaría de Ambiente tiene, para todas las Sierras Chicas, dos personas y un móvil que no está en condiciones. No hay recursos en términos técnicos y humanos, tampoco hay sistemas de alarma ni puestos de vigilancia».
En lo que va del año, más de 80.000 hectáreas se vieron afectadas. «Es necesario que el Gobierno Provincial escuche a las organizaciones sociales y ambientales que estamos en la temática, porque podemos aportar mucho. Cualquier política tiene que ser construida colectivamente», concluye Santiago. Córdoba está en carne viva, con las tierras devastadas, y no hay tiempo para esperar una lluvia de medidas atrasadas.