* Por Lilian Andrade y Nelson Santacruz, gargantas poderosas de la Villa 31 y la 21-24.
Hola, esperamos que estén bien, porque de este lado se nos estalla el pecho y tenemos muchos nervios por el retorno al programa de radio que nos toca conducir, que tanto nos costó y nos cuesta levantar. Se viene, se viene, ¡prepárense! Con toda la magia que tenemos para descubrir y aprender por ser sólo un par de ecos en toda una orquesta villera, cada sábado de 14 a 16hs en Nacional Rock presentaremos la sinfonía de nuestra comunicación popular y federal. Ahí vamos a estar tras un año de muchas batallas, para agitar ruidosamente la agenda semanal. Todas las voces estaremos gritando lo que haya que gritar.
Y claro que no es fácil: ¡son 16 años de construcción comunitaria! De esta moto poderosa que se volvió colectivo e intentamos hacer crecer día a día y que en el trajín de la cuarentena denunció cómo se profundizó la desigualdad en los pasillos de nuestras barriadas. No se imaginan cómo nos dolió que nuestra vecina de la esquina se muriera tras 12 días pidiendo agua potable, ni cuánto nos pegó despedir a Ramona, ni el nudo que sentimos en la garganta construyendo a pesar de todo, a pesar de nada, a pesar de más… De más y más trabajo no remunerado como el de las compañeras de la línea de fuego en las ollas, en las postas de salud, que ponen el pecho aun sin agua corriente, sin cloacas en condiciones y sin electricidad en muchísimos casos. Por eso surfeamos las olas de Spotify, para contar por ahí las inundaciones de dengue y Covid-19 que plagan nuestras viviendas víctimas del hacinamiento. Y ahora, otra vez en el vivo, para contagiar una transmisión distinta, romper algunos esquemas y soñar un poco más.
Hoy escribimos de a dos, con cientos de dedos tipeando una cruda realidad que todavía nos hostiga, porque con tanta posverdad, sólo se puede resistir en la trinchera comunicacional con el empuje de muchísimas voluntades cotidianas. No podemos permitirnos parar jamás, y menos tras una revolución histórica como la legalización del aborto, donde las que sobrevivimos a la clandestinidad somos nosotras, acá abajo… Si algo tenemos en común Lilian, Nelson y todas las villas, es nuestra historia, trazada por la negligencia centenaria de las democracias traducidas en el hambre. Una historia también marcada por la identidad, esa que nos salva y nos saca adelante con el salvavidas de la plurinacionalidad y la resistencia villera. Un sapukai guerrero que nos encuentra organizando, llorando, corriendo, gritando, festejando: comunicando. Así, por la 93.7, las villas desde las villas para que el barrio retumbe con el dial de nuestras propias costillas. Un montón, ¿no? Una hermosa utopía que desde este sábado podrán abrazar.
Sin más, sin tanta vuelta ni sarasa, venimos a ofrecer nuestro corazón. ¿Desafíos? Una bocha. Esta convocatoria es para que nos escuchen, para que nos acompañen y para que acortemos esta distancia social que todavía nos mantiene divididos en clases sociales, en colores, en géneros y en tanta etiqueta peligrosa. Vamos a dar lo mejor, revolviendo la señal. Te esperamos, ¡prendete a la radio de La Garganta Poderosa!