Cualquier primero de marzo, el día de su cumpleaños, José “Pavito” Juncos se hubiese levantado y agarrado el carro para ir con su suegro al basural o a los hornos de ladrillos en Barrio Los Cortaderos. Hubiera regresado a su casa a las horas, o, si jugaba Belgrano, se hubiera calzado el piluso y directo pa’ la cancha. Si no existiera la pandemia, hubiese caminado las cuadras que lo separaban de la canchita del barrio, abrazaría a Raúl, a los pibes, tomarían algo y saldrían para el baile. Pero nada de eso sucederá hoy, porque el 27 de enero de 2017 nos mataron a Pavito, lo perdimos en las manos de la exclusión y la marginalidad.
Sin embargo, se vuelve presente en cada callecita de tierra del barrio, en el alma de sus amigas y amigos y, por sobre todo, en el corazón de su mamá, Blanca Susana Juncos, que lo recuerda cada día con más amor: «José era un chico bueno, muy mamero y mimoso conmigo, a él le gustaba juntarse con los chicos del barrio y era muy unido con sus amigos». Blanca nos cuenta también que Pavito era un padre presente con Azul, que hoy tiene 11 años: «Él iba a todos lados con su hija, vivía para ella, la llevaba a la placita del barrio y a la escuela todos los días”.
En la vida de un pibe como Pavito, tan alegre, tan activo, no pueden faltar las anécdotas. Y su hermano mayor, Daniel, revuelve los recuerdos para mantenerlo vivo: «Un día se nos piró a la cancha de Belgrano sin avisar durante varias horas, no sabíamos dónde estaba y nos preocupamos mucho. Al rato llegó como si nada hubiera pasado, se había ido a ver a su equipo favorito con los pibes». Entre risas, su mamá también relata que con la plata que José juntaba se comía un asadazo con los pibes y salía a bailes o boliches: «Para el cumpleaños de él, le daba plata para que salga con sus amigos y le regalaba ropa o perfumes para que vaya bien lindo al baile. A él le encantaba Ulises Bueno y La Mona Jimenez, no se perdía ninguna. Se bailaba la vida».
Pavito hoy cumpliría 30 años y su recuerdo está en cada esquina de un barrio que no lo olvida. Desde Los Cortaderos, nuestro cariño sincero y fraterno, ¡para nuestras barriadas sos eterno!