Con la vida en juego por la pandemia, nos preocupamos por el agua que nos falta para higienizarnos y también por mantener limpios nuestros pulmones, aun viviendo cerca de algunos de los 5000 volcaderos a cielo abierto en Argentina. Convivimos día a día con ese paisaje copado de basura, pintado con parte de las 45.000 toneladas diarias que se desechan en el país. Mientras sobrevivimos al olor que se filtra por nuestras puertas, también muchas vecinas y vecinos vivimos de lo que encontramos en los basurales. A pesar de tanta precariedad, en el Día Mundial del Ambiente nos seguimos organizando, exigiendo nuestro derecho a vivir en un lugar sano.
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“En mi familia somos cuatro personas, incluidos dos niños, y vivimos a menos de 50 metros del basural. Mis hijos sufren mucho este problema: el de dos años a los pocos meses de vida cayó internado por problemas respiratorios debido al humo que desprende la quema de basura, por lo cual siempre estamos pendientes de sus medicamentos o de llevarlo al hospital, y el de nueve años también tiene problemas respiratorios. Acá, a veces son las 5 de la tarde y ya se siente el olor de la basura quemada. Es nauseabundo y es altamente contaminante. Hace 10 años, el Municipio de Río Gallegos nos prometió que trasladarían el volcadero a otra zona, pero nunca sucedió”, Verónica Condorí, Barrio Madres a La Lucha, Río Gallegos, Santa Cruz.
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“Cerca de nuestro barrio no hay uno, sino dos basurales. Uno de ellos está justo frente a mi casa. La basura ahí se suele quemar, por lo cual perjudica la salud de los vecinos y también daña gravemente el medio ambiente. Nos organizamos para hacer limpieza en varias ocasiones, necesitamos que empiecen a pasar los camiones de recolección de basura, que se limpie la zona y que ya no existan los basurales que ponen en peligro nuestra salud. Realmente deseamos poder vivir en un ambiente limpio y sano”, Norma Noemí Ayala, Barrio Río Paraná, Corrientes.
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“Tengo 25 años y desde que tengo memoria existe el basural frente a nuestro barrio; la basura viene de muchas partes de la localidad de Paraná: desde hospitales hasta criaderos de animales. Traen todo porque es un predio grande y está alejado de la ciudad. El basural, con el paso de los años, se terminó convirtiendo en una fuente de ingresos para muchas familias que van a revisar todos los días, desde que sale el sol hasta que se oculta, para ver si algo pueden reciclar y vender. Eso les asegura el pan de cada día, gran parte del barrio padece hambre, ya que muchos no tienen otro trabajo y viven de revolver la basura”, Marianela Molina, Barrio San Martín, Paraná, Entre Ríos.
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«Cerca del barrio tenemos un basural a cielo abierto que ocupa tres cuadras enteras. Ahí, diariamente tiran basura los camiones de la Municipalidad de Moreno; queman la basura y el humo llega hasta nuestras casas, provocando que no podamos salir a la calle porque te asfixia. Es horrible vivir teniendo montañas de desechos tan cerca de tu hogar, sobre todo en el verano, cuando se llena de plagas: desde moscas y mosquitos hasta ratas. Para el Estado parece que no existimos, estas tierras se consideran abandonadas. No reconocen que hay personas viviendo en esta zona y no toman medidas para nuestro bienestar. Sin embargo, acá seguimos luchando para tener un ambiente sano y donde podamos respirar un aire limpio», Sara Salvatierra, Barrio San Cayetano, Moreno, Provincia de Buenos Aires.