En el Día del Trabajador Rural, exigimos que el Congreso de la Nación trate la Ley de Acceso a la Tierra. En Argentina, el sector agrícola está profundamente concentrado: el 1% de las empresas agrarias controla el 36% de la tierra cultivada en todo el país. Los pequeños productores producen más del 60% de los alimentos que circulan en el mercado interno, pero poseen solamente el 13% de la tierra. Más del 90% de la producción frutihortícola es en tierra alquilada para trabajar, con contratos precarios que los empujan a una inestabilidad constante: nunca se sabe por cuánto tiempo más van a poder permanecer en esos suelos.
Para enfrentar este modelo de hiperconcentración, que viene de la mano de la especulación de precios, la contaminación y el trabajo informal o esclavo, la Ley de Acceso a la Tierra propone la creación de un fondo que, a través de un sistema de créditos blandos, permite acceder al terreno propio, garantizando así la producción sana de alimentos y una vivienda digna para las trabajadoras y los trabajadores rurales. El proyecto fue presentado por tercera vez, y el presidente Alberto Fernández se comprometió en febrero a contribuir para que la ley avance; sin embargo, desde mayo, las comisiones de Agricultura y Asuntos Legislativos de la Cámara de Diputados de la Nación no logran llegar a un dictamen para que el proyecto sea discutido en el recinto, y el reclamo está vigente, aún sin tratar.
El grito es urgente,
y se tiene que escuchar.