Hay una fórmula para salvar cualquier distancia: el encuentro, el abrazo y la militancia. Por eso hoy en barrio Chalet, Santa Fe, tuvimos el Encuentro Regional de Mujeres y Disidencias, que nos encontró a las poderosas de Santa Fe, Santo Tomé, Rosario, Granadero Baigorria, Córdoba, Río Cuarto, El Sauce, Paraná y Gualeguaychú. Nosotras somos las que sostenemos la mayoría del trabajo en nuestros comedores y merenderos, sumado a que hacemos el trabajo doméstico y de cuidados que, a pesar de representar el 22% del PBI, no está remunerado.
Para nosotras, la feminización de la pobreza no es un concepto académico: es algo que nos atraviesa en el cuerpo y en la triple jornada laboral. Por eso, frente a la ausencia del Estado, seguimos exigiendo salarios para las trabajadoras comunitarias. Y para que todas nuestras demandas sean una prioridad, seguimos tejiendo redes y construyendo trincheras: ¡escuchen el grito de las villeras!