En nuestros barrios, cada tormenta es sinónimo, de mínima, de goteras en los techos, pisos de tierra embarrados y cortes de luz; en el peor de los casos, de inundaciones provenientes tanto de la lluvia que cae, como del agua cloacal que brota de abajo, en ocasiones cobrándose vidas.
En Barrio Yapeyú, sobre la Avenida Ramón Mestre entre las calles Bailén y Caroya, el miércoles pasado, uno de nuestros vecinitos volvía del colegio entre las calles convertidas en un río y, arrastrado por el caudal de agua, se cayó en una boca de cloaca que estaba sobre la vereda, sin tapa.
A Jonatan Heredia, su padre, lo alivia que su hijo hoy esté bien, aunque sabe que puede volver a ocurrir: “Se salvó gracias a que mi hermana se tiró para rescatarlo, pero esto podría haber sido una tragedia. Ese pozo no puede seguir sin tapa, no alcanza con un cartoncito prensado o una madera, y nadie viene a arreglarlo. Estoy cansado de ver estas injusticias por todos lados: acá las cloacas siempre se colapsan, incluso cuando no llueve”.
Los desagües abiertos, los malos olores y las calles repletas de agua servida lamentablemente son parte de la vida cotidiana en cualquier barrio popular. Por eso, los vecinos exigimos que desde la Municipalidad de Córdoba haya una pronta respuesta y obras que solucionen este problema estructural lo antes posible. No podemos esperar una pérdida irreversible.