Hoy salimos a las calles porque nuestros derechos son vulnerados desde la base. Nos cuesta el triple asistir a la escuela, y ni hablar de comenzar los estudios universitarios: el 22,39% de la población travesti-trans no terminó la primaria y el 68,66% no terminó la secundaria.
Tenemos un Cupo Laboral vigente, pero el 95% del colectivo travesti-trans no tiene empleo registrado. ¿Es un panorama desalentador? Sí. Pero nuestra historia, la de les gays, lesbianas, bisexuales, trans, travestis, nunca nos deja agachar la cabeza.
Por eso, ante la dificultad para obtener un empleo formal y frente a la constante discriminación, nos organizamos y sostenemos comedores, merenderos y cooperativas de trabajo porque nuestra salida es por abajo.
Marchamos con la frente en alto, rebalsando de colores y orgullo, como lo hacemos cada vez que llenamos la olla para nuestros barrios, cada vez que nos dedicamos al cuidado de familiares, o cada vez que gestionamos un DNI acorde a nuestra identidad.
¡Las calles siempre fueron y serán nuestras!