En 2022, nuestras nueve Casas de las Mujeres y Disidencias, ubicadas desde Santiago del Estero hasta Mendoza, pasando por Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires y CABA, acompañamos un caso de violencia de género cada dos días a pesar de no tener presupuesto propio.
A lo largo de todo el país, 203 trabajadoras comunitarias estuvieron disponibles 24/7 para atender cualquier emergencia, sin percibir ningún salario por nuestro trabajo.
Escuchamos y contenemos a las personas que se acercan por haber sufrido violencia de género, las acompañamos a hacer la denuncia, les brindamos asesoramiento legal y les ofrecemos alternativas para que puedan adquirir independencia económica y dejar de depender de los violentos. ¿Cómo nos cuida el Estado mientras hacemos todo este trabajo, que es su responsabilidad? No lo hace, no garantiza nada para sostener estos espacios. Y como si esto fuera poco, el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación tiene un presupuesto asignado ¡menor a la inflación!
Según el Observatorio «Ahora que sí nos ven», durante los primeros diez meses del 2022 hubo 212 femicidios y 9 transtravesticidios; un asesinato cada 24 horas sólo en el mes de octubre. Al menos 33 víctimas habían realizado una denuncia previa a su asesinato, y 22 de ellas tenían las medidas de «protección» que dispone la Justicia. A pesar de esto, en la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, se destinan 0,74 centavos por día por mujer para combatir la violencia.
Nada ha cambiado: un año más en que nuestro trabajo sigue sin ser reconocido por el Estado.