Es un hecho que en términos de políticas públicas, la atención primaria de la salud no es una prioridad. A lo largo y ancho del país, nuestras barriadas son un claro ejemplo de eso.
Si hay una urgencia, las y los vecinos tienen que irse fuera del barrio. Si hay un golpe, un esguince, una caída de una persona mayor, a aguantarse el dolor, porque el precio de un médico particular es inalcanzable.
En pleno verano, el personal de salitas y hospitales tiene el derecho de tomarse vacaciones. Pero el sistema de salud jamás contempla un reemplazo: no ponen los recursos donde hay que ponerlos.
CORRIENTES, BARRIO RÍO PARANÁ: Hace un año no tenemos servicio de pediatría. Faltan: – Psicología hace más de 1 año – Cardiología hace más de 9 meses – Ginecología hace 8 meses
MENDOZA, BARRIO LOS HORNOS: La salita del barrio tiene una sola pediatra con horarios rotativos. Para hacer controles médicos a niñas y niños debemos caminar 5 kilómetros hasta el centro de salud más cercano.
CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES, BARRIO FÁTIMA: • La atención por guardia demora hasta cuatro horas. • No funciona la máquina para realizar radiografías. • No hay profesionales en traumatología.
TUCUMÁN, BARRIO LA RINCONADA: No hay reemplazo cuando el personal de ginecología se toma licencia durante todo enero. El hospital más cercano queda a 30 cuadras y solo atiende hasta 10 turnos por día.
Si la desatención de la salud no es vulnerar un derecho, ¿qué es?