El martes las y los docentes habían realizado un paro para exigir seguridad ante las balaceras y amenazas a las escuelas de la ciudad. Horas después, en la madrugada, ocho balazos recibió la escuela N° 1.337 “Sylvestre Begnis”, ubicada en la zona sudoeste de Rosario.
Es el séptimo ataque de este tipo en un establecimiento educativo de la ciudad y las amenazas cada vez son más. Otro de ellos ocurrió el 6 de junio en la escuela «Ortolani» de Empalme Graneros, donde una niña de 6 años resultó herida.
Además, la escuela secundaria N° 518 “Carlos Fuentealba” recibió ayer una nota amenazante diciendo que desde el jueves no debería haber nadie en el establecimiento. Una docente de la institución cuenta: “Cuando nos encontramos con esta situación no sabíamos qué hacer. No podíamos dejar a los chicos en la puerta con el frío que hacía. Se los hizo entrar, se llamó a la supervisora y avisamos a las familias para que los vengan a retirar”.
“Es urgente que el ministerio elabore un protocolo de intervención ante un hecho así. Nos pedían que llamemos al 911 pero ni el director ni las y los docentes deberíamos hacer la denuncia porque somos quienes venimos todos los días y es exponerse”.
“Necesitamos la presencia real del Estado, y no es solamente poner un patrullero. Tenemos que sentarnos a trabajar esto en serio y también implica un compromiso de la sociedad. En Rosario tenemos muchos espacios culturales, investigadores, universidades y gente capaz que tenemos que unirnos para ver cómo abordar esta problemática. A veces da más miedo la inacción del Estado que el mismo narcotráfico”, concluyó la docente.
El narcotráfico sigue avanzando a pasos agigantados en Rosario y el país. ¡Hagan algo, no podemos vivir esquivando las balas!