Las y los más pequeños de nuestras barriadas festejan su día con una sonrisa de esperanza y rebeldía. Son el presente y futuro que exige una crianza saludable, segura y feliz.
En un potrero, en una plaza o en el patio de una casa, hay niñas y niños que nos hacen entender que sus vidas no nos pueden ser indiferentes. Por eso hoy, entre golosinas y juguetes, no nos olvidamos de gritar que acá hay pibas y pibes que necesitan un Estado presente.
¡Hasta la felicidad de las infancias siempre!