«En las barriadas nos expresamos con las urnas y con la cultura. Si no tenemos cultura, no tenemos libertad de expresión», Nahir Sánchez Romero, garganta poderosa de Villa Calacita.
Frente al Congreso y, en 70 puntos del país, sonaron los cacerolazos de un sector fundamental para sostenernos como sociedad y pueblo.
¿Por qué es necesario defender la cultura? Las redes, protagonizadas por organizaciones independientes y vecinos autoconvocados, forman tejidos que habilitan el acceso a la comunicación, la tecnología o el arte. Nuestros espacios culturales articulan permanentemente estrategias de contención en contextos de violencia de género, represión institucional o consumo problemático.
El cierre o desfinanciamiento de las principales instituciones como el FNA o el INCAA, repercute inmediatamente en las herramientas sociales que necesitamos diariamente en las villas de todo el país.
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