17 mayo, 2009
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¿Querés mate? No, manzana

El Mate-manzana.

Barrio de largas mateadas, nuestro querido Zavaleta. ¿Quién sabe cuántos mates podrán contarse en una sola vuelta manzana? No es que lo mate la manzana, pero cuando le hierve el bocho, le explota el mate y, de repente, empieza a atar a cabitos. Así se hizo pensador, filósofo, observador, hombre de ciencias. Quizá lo conozcan por destacados inventos, como “La pesa de goma dura” o sus ya emblemáticas “Teorías Claudiezcas”, pero en esta oportunidad su creatividad marcó un punto de inflexión en la trama barrial y en la cultura de las infusiones sociales.

Ya temprano por la mañana, su mirada incandescente daba cuenta de la reciente ratificación del fundamento científico que sustentaba su nuevo aporte a la humanidad, tras exhaustivas horas de silencio y meditación en su laboratorio de imaginación. Y por fin, pasado el mediodía, llegó su hora, la hora de la presentación oficial, en la I Feria del Invento, increíblemente celebrada ese mismo día y casualmente inaugurada por él, en un mítico salón que parecía elegido para la ocasión: el comedor de su propia casa. “Bien”, dijo, solemne y cordial. “Aquí, está: acabo de inventar el Mate-manzana”.

El Mate manzana.Tras el murmullo espontáneo, propio de la sorpresa inevitable del espectador ordinario en la sala, las sonrisas dieron paso a la exposición, frente a una platea algo descreída, en principio, y frenética algunos segundos después. “Lo inventé porque me gusta el mate y la manzana. Y ahora mismo voy a probarlo, para que ustedes lo vean”, anunció, desafiante. La tensión generó una atmósfera que subió al máximo el volumen del silencio, a punto tal que la expectativa dejó a todos duros, inmóviles, con la boca cerrada. A todos, incluido el Mate-manzana. “Se quedó trabado. Sí, se trabó. No sé por qué”, argumentó Claudio, succionando con todo el aire de sus pulmones y las garras de sus labios a una vieja birome, devenida en bombilla, incrustada en el corazón de una manzana. Verde, por supuesto.

La gestión trunca amenazaba con abortar la exhibición y la ponencia tan esperada, pero fue entonces cuando su creador apeló a la dosis de carisma y seducción necesaria para conquistar a una tribuna ávida de escucharlo, de aprender, de aplaudir: “Si no les gusta, no lo tomen”, sentenció. Y en un tono mucho más conciliador, agregó: “Y si no me creen, no me crean”.

No podía fallar. Tantos ensayos y tantos errores no habían sido en vano. Cuando la fuerza de su aspiración, en sinergia con su convicción, rompió la barrera improvisada por un pedacito rebelde de manzana en el previamente lubricado canal de la bombilla, el Mate-manzana comenzó a funcionar. Y chupate esa manzana, decían de repente los ojos fosforescentes de Claudio, ante los ojos cautivos de una platea que vivenciaba el regreso del viejo jugo Cipolletti, ahora en un envase tanto más puro, tanto más saludable, tanto menos comercial. Inevitable, el aplauso. Inevitables, las preguntas.

 – ¿Cómo advierte el mateador que ha finalizado su trago?

– Simple. Cuando la manzana se pone flaca, ahí se terminó el mate.

 – ¿Se le puede agregar algo al Mate-Manzana?

– Sí, claro. Se le puede poner hielo, pero azúcar nunca.

 – ¿Por qué?

– Porque el azúcar hace mal. Y el Mate-manzana es más o menos dietético.

 – ¿Se puede hacer con cualquier manzana?

– No, tiene que ser manzana verde, porque la roja es muy dura.

 – ¿Cuántos Mate-manzana se recomienda tomar por día?

– Tres: a la mañana, al mediodía y a la noche.

Claudio, creador del Mate-manzana.Cronistas improvisados de un suceso histórico tomaban nota en sus libretas de apuntes, ante la mirada inexpugnable de un expositor que ante todo expone su condición de observador incesante: “Ehhh,¿tanto van a escribir?”, indagó. Y sin más tiempo para la parafernalia publicitaria, se dispuso a poner sobre la mesa los argumentos vitales para que el Mate-manzana llegara a todos los hogares, como fruto de su origen popular. “Cualquiera puede tomarse un buen Mate-manzana. Si no tienen una bombilla, se compran una gaseosa y piden una. Y si no les alcanza para comprar, hacen como yo, que hice una bombilla con el plástico de una birome. Eso sí, no lo hagan con una ramita, porque quizá tenga tierra. Y además: ¿cómo le hacés el agujero a una ramita?”.

Poco a poco, curiosos aficionados a los inventos, fanáticos racionales de Claudio y reporteros abocados al asunto, comenzaron a dejar la sala, obsesionados varios por tomar contacto con su primer Mate-manzana. Sin embargo, quienes presos del consumo emigraron antes de la reflexión final, no tuvieron acceso al cuestionamiento bíblico que se ocultaba en la creación del joven científico.

Impulsado quizá, justo es decirlo, por la idea de masificar su producto, Claudio propuso que “se le diga a todo el mundo que tomar Mate-manzana trae suerte”. Y no aceptó que esa presunción, ahora sin asidero académico y sin comprobación fáctica, se difundiera a cualquier costo: frente a una propuesta indecente, aseveró de inmediato que no sería justo vociferar que San Martín tomaba Mate-manzana. Pero sin embargo manifestó que “tampoco sería mentira decir que San Martín no tomaba Mate-manzana, y por eso se murió”.

Claudio y un rapto de reflexión.

Estrategias de marketing a un lado, Claudio se definió finalmente por profundizar el argumento teológico adormecido detrás del presunto invento doméstico, que algunos caratulaban como una mera consecuencia fortuita de un vulgar hábito popular. Al demonio las críticas superfluas, cuando el pequeño creador recordó que, según algún libro afamado, Adán y Eva, caídos en la tentación, se comieron una manzana y dieron origen a buena parte del problema grande de la coyuntura actual. “Si se la hubieran tomado, en Mate-manzana, no los hubieran retado”.

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4 comentarios sobre «¿Querés mate? No, manzana»

  1. hola!!! soy una curiosa venezolana que quisiera saber como tomarme un mate-manzana……..instrucciones por favor gracias!!! Claudio eres un idoloooooo!!!

  2. Demasiado grande para ser tan pequeño. Gracias por este nuevo invento… A tu salud, me voy a tomar un mate manzana, campeón.

  3. Claudio la rompiste. Desde ahora voy a desayunar todos los dias mate-manzana antes de hacer ejercicio levantando pesas de goma dura. Segui asi,fenomeno!

  4. Grande Claudio.
    «Imagination is more important than knowlegde»
    o su version en español: «La imaginación es más importante que el conocimiento» Albert Einstein.

    Saludo grande para todo Zavaleta.

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