Mejor dicho, gigante. Si es que el adjetivo alcanza para definir el compromiso de muchísimas manos vecinas que participamos de las jornadas de trabajo voluntario para que el espacio donde los pibes juegan al Fútbol Popular pueda ser una canchita con todas las letras. Pero también para que en ese mismo lugar de la Villa 21 los espacios de Arte Popular y Recreación sigan creciendo sin límites. Manos a la calle, y entre todos sacamos los escombros, vidrios y basura que andaban estorbando. Ni las paredes se salvaron de la responsabilidad de poner más lindo el barrio, y ahora quedaron todas limpias y pintadas. Y si a tamaños nos referíamos, ni se imaginan el de los reflectores que se pudieron comprar gracias a que todos nos movimos y vendimos las rifas necesarias para que ni la nochecita sea un impedimento para seguir aprendiendo a través del deporte. ¿Querés ver cómo lo disfrutamos ahora? Está bien, te dejamos pispear, y te invitamos a sumar.
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