Símbolo universal de la cultura popular, en la revista villera de mayo, se pone de relieve el arte de la Mona Jiménez, que de lisa no tiene nada. Desde una entrevista realizada en Córdoba, sobre las ruedas del Renault 11 que lo lleva de recital en recital, el gigante cordobés canta en la quinta edición de La Garganta Poderosa, que ya estará en la calle el próximo jueves.
Desde abajo, la Mona les pone la tapa a los próceres de la cultura elitista, que tan bien velan por sus quintitas: “Sigo siendo un marginado”, grita. Y cansado de tanta discriminación, abre la Garganta de contra, lisa y llanamente, para celebrar el Cordobazo, recordar sus días preso durante la dictadura y enfrentar al sistema que, cuando no pudo callarlo, intentó desvalorizarlo.

Desde atrás, aguantando, resistiendo, juega también Juan Sebastián Verón, con su brazo libertario, que levanta al Che antes que cualquier copa y que jamás resultó embrujado por la fiebre del euro. En sintonía guevarista, con un pase de gol a nuestra cultura villera, barre de una patada las mentiras que han estigmatizado a nuestros barrios, desde las voces de “muchos que viven del escándalo”.
En el mes del trabajador, reivindicando una memoria colectiva que no empieza ni termina en marzo, numeramos nuestras páginas con las imágenes vivas de Carlos Fuentealba y Mariano Ferreyra, dos luchadores asesinados que combatieron la precarización laboral y que desde aquí arrollan la desesperanza y la apatía. Y en su homenaje, en otro aniversario de aquella lucha emprendida por los Mártires de Chicago, los comunicadores villeros firmamos las notas vestidos para la ocasión, mientras que los encabezados se llenan de historias notables de los vecinos trabajadores que han engrandecido la historia de nuestras villas. Por eso, en contraste a quienes nos han robado el mes de abril, celebramos mayo con nuevos brindis por las buenas nuevas que hoy despiertan en América Latina.

Muchos mayos atrás, era impensable una revista dirigida por nuestras villas, sin publicidad comercial. Y hoy, no sólo existe, sino que incluye en el número de mayo un informe necesario, que por algún motivo jamás se le había ocurrido a la Viva, ni a la revista del diario La Nación. Titulado, “El Noble Repulgue”, con un “pedido para Marcela”, saldrá a la luz el testimonio revelador de la familia que espera ansiosa, desde Córdoba, los resultados del ADN que no sólo les devolverá su identidad a los hijos apropiados de la Directora de Clarín, sino también a todos nosotros, como sociedad. Con testimonios de Estela de Carlotto y Pablo Llonto, nos rumbeamos por fin a un encuentro a solas con la familia que espera por Matilde, leyendo noticias sobre “Marcela”.
Y nobleza obliga, le dedicamos también un póster con “La fiesta de todos II” al hijo de puta de Luis Abelardo Patti, uno de los responsables de la muerte de los padres de Gastón, bajista de Los Pericos, y Manuel Goncalvez. Hermanos de sangre, destierran la amnesia y nos cuentan cómo los reencontró la música, antes que la Justicia. Una conmovedora historia que usted podrá leer en su casa, y Patti en una cárcel común.

Justamente, porque todo preso es político y porque en un sistema de tanta tristeza muchas veces no se condena el delito, sino la pobreza, inauguramos también un correo de lectores, pero de lectores privados de su libertad, que ya no estarán privados de su libre expresión. Y entonces, desde sus cartas, accedemos también a las emociones, denuncias y experiencias que hasta ahora quedaban allí, enrejadas también.
Así, crecemos y crecemos, nosotros, nuestra cultura, nuestra voz y nuestra tirada, que rondará ya los diez mil ejemplares, con más de diez nuevas cooperativas de distribución. Por eso, desde la Villa 21-24, nuestra redactora le contesta a la suprema estupidez de Beatriz Sarlo y a su ensayo general para la farsa actual. ¿Más? desde Fátima, nos iluminamos en la historia viva del barrio, retratando el pasado, el presente y el porvenir de una tierra que supo ser cenizas, hasta llenarse de fueguitos. Y si de retratos hablamos, un re trato le dio Kiki a Piñón Fijo, en un reportaje en el que las palabras estuvieron de más, ante la magia gestual de dos mimos gigantes. Eso sí: a la que no le dio un re trato, el más pequeño filósofo villero, fue a la computadora… En su crónica loca, loca, loca, nos demuestra cómo la vida real hace mierda a la vida virtual.

Cada vez más libres, damos vuelta la estructura, como nos da vuelta Pablo Marchetti, de la revista Barcelona, en una apasionante entrevista donde el entrevistador ofrece respuestas, para que el entrevistado devuelva preguntas, disfrazado de acertijo. ¿Se lo imaginan? ¿No están hartos de las respuestas? ¿Si la tele no entiende nada, por qué no pregunta? ¿Una duda nueva, no es noticia? ¿Alguien firmó el gerenciamiento de su pensamiento? ¿Tan peligroso será que nos hagan pensar a todos? ¿Por qué no ponemos de moda las preguntas?
Además, todas las manos tobas y todas las voces tobas, una vez más, en un espacio compartido con la comunidad qom, para aprender los secretos de sus artesanías y cosechar las experiencias de sus huertas comunitarias. Un encuentro saludable e inolvidable, tan inolvidable como el indignante reportaje de un cronista villero al titular del SAME, Alberto Crescenti, que asfixiado en su laberinto de excusas y discriminación, terminó cortando la comunicación… Fiel a sus ambulancias, se borró.
Poco a poco, va subiendo el fuego de las asambleas populares, que en este número celebran la victoria del barrio Rodrigo Bueno, con un grito de corazón: ¡No nos vamos nada! Y con la misma fuerza que grita la Mona, desde la cultura popular, nos despedimos con un lindo juego de preguntas y respuestas, que denuncia la fiebre amarilla, de los siervos y los chivos que nos quisieron dejar pintados, a nombre de una multinacional.

¿Y el quinto elemento? Ya viene, ya llega, ya está. Faltan horas. Y sobran pruebas: no nos paran más.

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