¿Nos ven? Acá estamos, todo el día, sin horario, luchando por la existencia del barrio. Aunque parezca mentira, las mismas tierras donde crecen nuestros niños, con miles de carencias, resultan prioritarias para los negocios que pretenden hacer algunos funcionarios con la empresa multinacional IRSA. Por eso, venimos marchando periódicamente a la legislatura porteña, para impedir que se firmen esos convenios sin que quede asentada la urbanización que nos niegan desde 2003, cuando fue vetada por los mismos que hoy hacen negocios con la construcción, mientras prometen que “alentarán la urbanización”. Ahora, nos llaman al diálogo porque precisan a nuestro barrio para sus negocios inmobiliarios. ¿Pero saben qué? Nosotros necesitamos agua, luz, asfalto, escuelas, centros de jubilados, canchitas para los pibes… Porque su lujo es vulgaridad, ante tanta necesidad, nuestro grito suena como un trueno: ¡ni un ladrillo para IRSA, si no se urbaniza la Rodrigo Bueno!
