A un año del adiós a Facu Correa, nuestro vecino de 14 años fallecido durante el temporal que derribó sobre su casa el árbol viejo que su mamá había denunciado, el Gobierno porteño continúa anestesiado. No alcanza ahora que hayan removido el tronco ya vencido, porque la familia debe seguir viviendo con esa ausencia y no hay dinero capaz de privatizar su existencia. Previo a la tragedia, tres veces habían denunciado sus padres Héctor y Cristina el mal estado del árbol, ante cerebros de mármol. Y hoy, un año después, ni siquiera tiene agua la casa reconstruida, porque las autoridades se cagan en el valor de la vida. Parece cosa repetida, pero la verdad es que tiene nombre toda esta hipocresía: Mauricio Macri, y compañía. Incluso después de la muerte de Facundo, Espacios Verdes esboza un argumento inmundo, que nos perpetúa en la lona: “No nos corresponde la zona”. La UGIS, mientras tanto, se hace la desentendida. ¿Y entonces qué nos queda? Nos queda la herida.
7 abril, 2013
,
Todo sigue igual de mal
Relacionadas
2 octubre, 2023
¿Dónde está Karen?
6 agosto, 2023
EL ARTE DE ELIMINAR PREJUICIOS
20 julio, 2023