17 julio, 2013
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La marca de la gorra

No está bueno Buenos Aires.

Al mediodía del sábado 13, en Parque Patricios volvió a pegar la inseguridad que no estremece, ésa que nunca sale en primera plana, porque está auspiciada por la Policía Metropolitana. Con la misma demencia que entraron al Borda atropellando médicos e internados, cagaron a palos a dos vecinos que en teoría estaban alcoholizados. ¿El delito que cometieron los señores? Acercarse a pedir un chori, entre los globitos de colores. Sí, habían mangueado comida en el local del Pro, donde nadie necesitó insultarlos para mandarlos a la puta que los parió. Simulando que los invitaban a salir, les mandaron a la gorra para reprimir. Así, sin haber hecho absolutamente nada, pisaron el parque y se comieron la emboscada. De frente a semejante golpiza, además de nosotros, muchas más personas se metieron para frenar la paliza, pero entonces llegaron sus refuerzos, para medir justicia con su propia vara: delante de todos, les desfiguraron la cara. Dos patrulleros y más de diez efectivos, intentaron dar sus absurdos motivos ante los gritos de los vecinos de Zavaleta, que veíamos cómo los responsables se escapaban en bicicleta. Y mientras tanto, a un costado de los agresores, tres prefectos chusmeaban como si fueran espectadores, sin meter las manos en la masa, «porque la prefectura no puede intervenir adentro de la plaza». No por casualidad, en materia de seguridad, los villeros estamos disconformes: ¡Que alguien nos cuide de los uniformes!

Pobre tipo.

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