No hubo ningún careta cortando la cinta, ni ningún diario berreta manchando la tarde de tinta, en esta poderosa inauguración, porque «La Placita de los Pibes» se hizo a pulmón, desde el trabajo comunitario de nuestro propio barrio, sin ningún presupuesto estrafalario, ensuciándonos lo puesto y trabajando sin horario, para que el grito sonara como un trueno: ¡Aguante la Rodrigo Bueno! Por legítimos derechos y no por simples antojos, resistimos bajo nuestros techos las amenazas de desalojos, y aún seguimos esperando la urbanización, a las sombras de la televisión. Acá, desde el corazón de nuestra cultura villera, los peques empuñaron la tijera y habilitaron un tremendo espacio de recreación, con juegos, bailes, sorteos y una zarpada exhibición que no salió en ningún medio de comunicación, porque no era una «bomba», sino una muestra de foclore y kizomba, como resultado de talleres artísticos demasiado grandes para los recortes periodísticos. Sonrisas gloriosas y miradas lagrimosas, acompañando a las guitarras poderosas, nos alumbraron horas y horas, para demostrar que tenemos más fuerza que todas sus topadoras. Le guste a quien le guste, hermanos, la Costanera Sur está bien parada de manos. Y ahora tiene un nuevo punto de encuentro… IRSA, ¡la tenés adentro!
11 enero, 2014
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¡Rodrigo, carajo!
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