Desesperados, aun en el momento más duro, en todos lados y en este mismo muro denunciamos la impunidad de las Fuerzas de Seguridad, junto a la responsabilidad de funcionarios provinciales y nacionales en el amparo a las mafias policiales, desde la Metropolitana de la picana hasta Berni, Granados y todos los que patean sus balas para estos lados. Impulsados por esa libertad que funcionó como garante de nuestra verdad, hoy queremos gritar este agradecimiento insuficiente para un tipo que claramente va contra esa corriente y que, frente al silencio de muchos otros, se arremangó para empujar con nosotros. Por desgracia, en el campo mediático de la falacia, los que reprimen tienen siempre su prensa fiel, pero los barrios sólo contamos con él y, aunque se apellide Córdoba, para nosotros es Abel. Porque en el peor momento de Zavaleta, cuando nos quitaron a Kevin entre fantasmas con escopeta, salió a bancar la iniciativa de nuestra comunidad, en el control popular a los uniformados de la inseguridad. ¿O no recuerdan aquella casilla que instauramos en la villa, con el fin de regular el accionar de Gendarmería y Prefectura? Hoy no sólo perdura, sino que además se está replicando en todas las asambleas que venimos gritando, ante la indiferencia de los que se cagan en nuestra “emergencia”. Pues como nadie puede acallar a tantos vecinos, ni manipularnos a nombre de intereses mezquinos, ese dispositivo que habían desestimado ya está reconocido por el Estado, gracias a este fiscal de la Procuraduría Contra la Violencia Institucional, que logró adaptar su estructura formal para darle lugar a la organización popular. Y entonces, desde ahora, los “Vecinos Sin Gorra” estarán protegidos por el marco de la PROCUVIN… ¡Todos con Abel, contra el ejército de Caín!
