Debieron cursar matemáticas tachando los días de encierro, aunque perdieron la cuenta cuando sonaron las puertas de hierro. Decidieron escapar con las llaves de la literatura, aunque en pretérito imperfecto se impuso la dictadura. Supieron volar con la geografía, aunque los valles de cemento fueran fríos todavía. Lograron hurgar en los cajones de la historia, aunque los palos de la gorra atentaran contra la memoria. Y hasta consiguieron oxigenarse bajo las ciencias naturales, aunque la involución de la especie las acusara de todos su males… ¿Qué mejor camino para la pacificación que redoblar todas las apuestas en materia de educación, incluyendo a los que estudian adentro de la prisión? Contra la lógica que nos impone una violencia servil, celebramos el Día del Maestro este 4 de abril, con palabras que interpelan al diario el precario Servicio Penitenciario, porque la paz siempre es una secuela de confiar más en la escuela. Y porque el desarrollo humano siempre va a contramano de salir a linchar gente… ¡Fuentealba, presente!
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¡A LOS MAESTROS!
Cuando era niña, me formé gracias a un docente, con mis miedos, mis angustias, mis tristezas. Me crié como un buen ser humano, pese a que mamá no estaba, gracias a mi abuela, mi papá y mi maestra. Y hoy, ya adulta, me duele toda la docencia, frente a cada lucha que dan nuestros maestros.
Privada de la libertad, sigo estudiando gracias a ellos. Y por eso, desde acá, les mando todas mis fuerzas para este año, después de la pelea que supieron ganar, porque los docentes son los pioneros de la educación, y de ellos depende todo.
Mi eterno agradecimiento hacia las mujeres y los hombres de delantal.
Bendiciones para todos.
Alicia Edith Bustos,
Unidad 52 de Azul.
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NUESTRA POSIBILIDAD
Hay cosas que con el tiempo se olvidan, pero existe un valor tan importante que resulta absolutamente necesario para nosotras, como para nuestros hijxs: la educación.
Aunque para algunos ya casi no importe, la scuela es tan importante como la propia vida. Y más allá que de cuánto nos sirve para planear un futuro mejor, para quienes estamos privadas de la libertad, la posibilidad de estudiar es un logro más que representa momentos hermosos, porque disfrutamos mucho de aprender.
Gracias al estudio, nos superamos día a día y sentimos que podemos ser un ejemplo, mientras soñamos torcer el rumbo de nuestras vidas…
Hoy, los maestros nos cambian nuestra manera de pensar. Y nos dan la posibilidad de ver un mundo mejor.
¡Fuerzas, a todos ellos!
Lucía Manzur,
Unidad 52 de Azul.
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AYUDA
Yo entendí y entiendo la lucha docente, porque de verdad los pienso y me pongo en su lugar, así como les pido a todos los lectores que se pongan en el mío. Porque cuando no tenemos clases o maestros, por cualquier motivo, desde acá siento que todo se atrasa. Y hablo en particular, porque yo, en este encierro, siento todo un poco más: sin escuela, no podemos salir de los pabellones, ni tenemos ayuda para mejorar el día de mañana.
María Cristina Danello,
Unidad 52 de Azul.
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UN LLAMADO A LA CONCIENCIA
Nuestros maestros y nuestros alumnos, como siempre ocurre, son los únicos perjudicados, por las crisis que afectan a la escuela pública. Y remarco los docentes, porque son ellos quienes se encargan de dejar su propio hogar, para educar a los hijos de todos en nuestro país, mientras todas las familias trabajan para poder subsistir, dejando la formación de los chicos en sus manos.
Entonces, si ellos no estuvieran, ¿quiénes ocuparían ese lugar, en ese segundo hogar? ¿Y quién piensa en nosotras, las presas?
Desde acá, estamos intentando reinsertarnos en la sociedad, para volver a ser útiles, a través de capacitaciones o especializaciones, a las que afuera no pudimos acceder. Y por eso, esto intenta ser un llamado de conciencia a la sociedad entera, tanto para el Gobierno, como para el resto de la población: ¡Queremos y necesitamos estudiar!
Y para eso, los necesitamos a todos, empujando para el mismo lado.
Marcela Mauro,
Unidad 52 de Azul.
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FUENTE ALBA
Pese a todo lo que se ha vivido hace algunas semanas, me siento re feliz por los maestros y me parece espectacular la lucha que están dando por las escuelas, no sólo por un sueldo, sino por esa dignidad que levantan bien alto, cuando honran la memoria de Carlos Fuentealba, que peleó por los derechos de cada uno de los que habitamos las aulas. Y por eso está presente, este 4 de abril, en un nuevo aniversario de su adiós.
La parte negativa de los conflictos, que me hace poner re mal, es que a estas “Damas de hierro” no tener clases nos mata. ¿Por qué? Porque nuestro sueño de libertad y de superación se nos corta, y eso nos encierra un poco más.
Por eso, necesitamos que se garantice la educación pública de calidad, por los maestros, por los chicos y también por nosotras.
Un beso a todos.
Alejandra Zaldúa,
Unidad 52 de Azul.
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