11 agosto, 2016
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Marchamos por PPT: ¡Paz, Pan y Trabajo!

Por Nelson Santacruz, comunicador de la asamblea de la Villa 21-24. 

 

Durante la mañana del último domingo las largas colas de fieles frente al Santuario San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, empezaron a teñirse con los colores de las banderas y tambores de los trabajadores de la economía popular. Sobre la avenida Rivadavia el sonido del ferrocarril Sarmiento quedaba opacado por los cánticos eufóricos de compañeros de diferentes agrupaciones sociales y sindicales. Tan diferentes pero, de algún modo, tan similares, los fieles y los militantes escuchamos una carta del Papa Francisco, que para algunos nos daba su bendición y, para otros, su fuerza para mover los pies hacia Plaza de Mayo.

 

“Una cosa es tener pan para comer en casa y otra es llevarlo como fruto del trabajo… Esto confiere dignidad; cuando pedimos trabajo estamos pidiendo dignidad”, resaltaba la carta de Francisco, como un abrazo fraternal que nos daba el impulso para seguir pedaleando en este arduo camino hacia un Salario Complementario Universal para todos los compañeros.

 

El día nos sonrió con rayos tibios del sol y un cielo despejado que contemplaba las banderas de La Poderosa dentro de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, entre las cabezas que danzaban al ritmo de la murga, la cumbia, los petardos y los aplausos de las señoras mayores que salían a los balcones para hacernos el aguante con pañuelos o con los puños en alto. A las 9.30 del domingo 7 de agosto empezamos a hacer historia.

 

PPT ya no es más Periodismo Para Todos, ahora PPT es Paz, Pan y Trabajo. Esa fue la bandera agitada por unos 100.000 trabajadores convocados por la CTEP, la Corriente Clasista y Combativa y Barrios de Pie. En medio de tantas cañas y telas coloridas de las organizaciones sociales estaban también ATE, la CGT, la CTA y los Misioneros de Francisco como Scholas Occurrentes, que agitaban sus manos al atravesar los sectores más acomodados del microcentro porteño. Conscientes de que nuestra presencia en la marcha es fruto del trabajo de doce años, parido desde abajo, con las cooperativas de trabajo, las asambleas de vecinos y los espacios para los pibes y las pibas, fuimos a alzar nuestra voz ante el gobierno para reclamar mejores condiciones para los trabajadores de la economía popular.

 

Algunos madrugamos, otros fuimos directamente sin dormir por el viaje o porque preparamos nuestros puestos en la feria. Arreglamos las banderas, abrigamos a nuestros hijos y, una vez allí, no solo caminamos, sino que también encendimos las cámaras y los grabadores.

 

“No podemos tener una familia sin vivienda, un campesino sin tierra y trabajadores sin derechos porque eso es lo que nos da dignidad y esta es la unidad que necesitamos”, afirmó el secretario general de la CTEP, Esteban «Gringo» Castro. Allí, sobre el escenario en esa Plaza histórica, niños, ancianos, hombres y mujeres sudábamos por el calor popular y también llorábamos por la emoción. “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta… ¡se jode, se jode!”, nuestras miradas se cruzaban en medio del canto. Sonreíamos por la felicidad de haber logrado ese colectivo que tiene una misma búsqueda. Los abrazos con desconocidos rompieron cualquier barrera y nos conglomeraron ante la Casa Rosada, que observaba, una vez más, a su pueblo clamando por los derechos que le corresponden.

 

El olor a choripán invadía nuestro camino y ese humo popular saludaba al Gauchito Gil, cuya caravana fue musicalizada durante todo el trayecto con cumbia. A medida que nos acercábamos a Plaza de Mayo la marcha era más lenta, porque la plaza explotaba. Pero mientras menos faltaba, gritábamos y saltábamos con más fuerza, sin que nos importaran algunas miradas que venían de los restaurantes ni el asombro de los turistas. “Marcho hoy porque los originarios también somos parte de la sociedad. Queremos construir la interculturalidad, un estado plurinacional y necesitamos crearlo en conjunto con la sociedad, con la gente pobre que hoy está caminando en la movilización”, exclamó Relmu Ñamku, del pueblo Mapuche de Neuquén.

 

“Nos presentamos hoy para decirle al gobierno que estamos organizados y respondiendo a lo que está haciendo, que es la transferencia de recursos de los sectores pobres. Repudiamos a su equipo de ministros por las medidas que vienen tomando y a esos dueños de campos, sojeros y grandes empresarios”, expreso David del Frente de Desocupados Eva Perón. Siguiendo esta misma línea, Griselda Carabajal de Amanecer de los Cartoneros pidió “un trabajo, un techo y la comida para las criaturas en la mesa, porque son los que más sufren”, y añadió que “a un cartonero le cuesta muchísimo llegar a conseguirlo, pero igual la vamos a re pelear”. “Caminamos por la cooperativa, nuestro trabajo y por el apoyo a todos. Fue importante en el sentido de lo laboral y humano, para que se respeten nuestros derechos”, agregó Nicolás de la cooperativa gastronómica “Che Pizza” de La Poderosa.  

 

A pocos metros de la plaza, las ollas populares y las ferias nos rodeaban mientras escuchábamos las palabras de los homenajeados por su lucha por los Derechos Humanos. “Una democracia debe ser para todos por igual. Compañeras y compañeros, hay que seguir con la lucha y no hay que bajar los brazos”, arengó Adolfo Pérez Esquivel. Aplausos y más aplausos, calor humano. “Las Madres hacemos lo que tenemos que hacer: buscamos verdad y justicia y no la reconciliación. ¡30 mil compañeros detenidos desaparecidos, PRESENTES! ¡Ahora y siempre! Hasta la victoria, siempre”, gritó Nora Cortiñas desde lo alto. Llantos y cantos, banderas en movimiento… los trabajadores de la economía popular marchamos y demostramos en carne y hueso que estamos dispuestos a pelear por nuestra dignidad laboral.

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