Algunos problemas pueden resolverse de a poco pero otros son apremiantes y requieren una solución urgente. Por una injustificada suspensión del financiamiento que recibían, corre peligro el funcionamiento de los espacios de contención para los vecinos que sufren adicciones. Pero lejos de brindar una respuesta a la altura de las circunstancias, la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico dejó correr las semanas sin asumir su responsabilidad. Por eso, después de tres meses de reclamos y tres movilizaciones que congregaron a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, el Movimiento La Dignidad, Vientos de Libertad, la Red Puentes y el Movimiento de Trabajadores Excluidos plantaron hoy sus carpas en las puertas de la SEDRONAR. Desde este martes 23, los funcionarios tendrán un recordatorio bien visible de la exigencia del pago de subsidios y la aplicación de políticas serias que intervengan con la problemática del consumo en los barrios vulnerables.
“Nos movilizamos porque nos adeudan tres meses del financiamiento que recibimos para sostener nuestras casas: son espacios convivenciales que alquilamos para que los pibes y pibas que vienen todos los días puedan comer, bañarse y cambiarse de ropa. Laburamos con chicos de 8 años en adelante que son de diferentes villas de Capital y del conurbano, y sin ese dinero no podemos sostenernos”, lamentó Vanesa Escobar, entre el bullicio de la manifestación. Estos fondos no bancan sólo el alquiler sino que se requieren también para pagar los paupérrimos sueldos de los compañeros que ponen el cuerpo día tras días para alejar de la calle a los vecinos que consumen y para comprarles a ellos los medicamentos, la ropa y la comida que necesitan para su recuperación.
¿Qué dijeron las autoridades? Nada, porque el secretario general de la institución, Roberto Moro, se hallaba en un congreso, mientras que el director de capacitación, Fernando Trabucco, no quiso recibir a nadie pues «no tiene nada que ver con estos reclamos». Frente a estas respuestas, la decepción se mezcló con bronca y surgieron muchos más cuestionamientos. El primero fue rotundo. ¿Por qué todas las organizaciones presentes, que llevan años laburando con los pibes y el consumo, no están invitadas al congreso mencionado? Y casi como premio consuelo, nuestros interlocutores prometieron una reunión para el lunes próximo. Mientras el barrio se llena de pasta base y los jóvenes se nos mueren, desde la Secretaría pedían más paciencia. Fue entonces cuando quedó claro que el bicicleteo de siempre había llegado a la meta y, ahí mismo, en la puerta de la SEDRONAR, se decidió montar la carpa.
Y desde esa base se ramificará el reclamo de políticas públicas en torno a consumos para todo el país, porque las provincias se encuentran en una situación aún peor. «En una lucha anterior se comprometieron a aumentar los espacios de contención y, si bien se auditaron, nunca recibimos nada. Lo que más nos interesa es que surjan políticas serias que intervengan en los territorios», afirmó Vanesa.
Los bombos no se van a callar hasta que no aparezcan soluciones y muy pronto las ollas de comida van a colmar la cuadra con un humo bien popular, surgido del fuego de la resistencia. Esta carpa será la garantía para todos los hogares donde nuestros vecinos luchan por dejar atrás sus adicciones.