Por Nelson Santacruz, redactor de la asamblea poderosa de la Villa 21-24.
De oreja a oreja corre la sonrisa del presidente esta semana, porque está recibiendo a dos mil empresarios extranjeros con quienes firmará tratados en contra del mercado nacional, con unas lapiceras que alcanzarían para pagar el alquiler de varias hectáreas de tierra. Cómodos, en el Centro Cultural Kirchner, tomarán café y determinarán el cierre de muchos comercios sin haber, jamás, transpirado una gota de sudor.
Para que nadie se acerque a molestar, está vedado el acceso a una gran parte del centro de la Capital. Pero, contra valla, viento y marea, este miércoles 14 la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) va a copar la Plaza Congreso. La organización nucleada en la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular llegará a las 11 de la mañana no con una sonrisa, sino con un grito que resume un proyecto de ley por el acceso a la tierra. Como plato fuerte de la protesta, repartirá 20 mil kilos de verduras en Plaza de Mayo.
“Venimos luchando por la obtención de tierras para todos los campesinos y agricultores familiares, porque este gobierno ha empobrecido a nuestro sector en un 40 por ciento. Para producir todo aquello que se consume en las mesas de los argentinos –verduras, pollo, cerdo, leche, queso, maíz– tenemos que alquilar los terrenos a 5000 pesos mensuales por hectárea, bajo contratos que no están regulados por el Estado, y ya no nos dan las cuentas. Por eso estamos subsistiendo en pésimas condiciones, en casillas que se caen, pues no tenemos derecho a poner ni un solo ladrillo para vivir mejor”, lamentó Rosalía Pellegrini de la UTT.
Las calabazas que se repartan frente a la Casa de Gobierno no se transformarán en carruajes de princesas sino en vehículos para develar los modos de explotación que ha tenido que soportar el sector agrícola, desde siempre, en nuestro país. Pocas manos manejan mucha tierra y pocos gobiernos le han reconocido derechos a quienes la trabajan. Invisibilizado detrás de otros tarifazos más mediáticos, pasó inadvertido el enorme aumento que tuvo el precio de las semillas, los remedios, el combustible y la electricidad que permiten la tarea agroganadera. “Invitamos a todas las organizaciones y todos los comedores a que se sumen para pedir un freno al desalojo de campesinos, en un urgente reclamo de dignidad. Exigimos que nos otorguen créditos para comprar las tierras, porque así como somos capaces de pagar el alquiler, podremos soportar la cuota. ¡Por todo esto, vamos a la Plaza para el verdurazo!”, agregó Rosalía.
Para que el presidente escuche el clamor popular, se levantarán brazos y banderas. Las consignas son claras: con cada bolsita verdulera que se entregue se demanda la Ley de tierras, la suspensión de desalojos, una reglamentación inmediata para la agricultura familiar y el apoyo económico que merecen las economías regionales. Están todos invitados al verdurazo, una fértil semilla para repudiar el tarifazo.