A los vecinos del barrio Río Paraná algo les huele mal. Es que hace más de veinte años, todos los días, camiones atmosféricos vierten líquidos cloacales y desechos industriales en un riacho ubicado en el límite con el barrio 3 de abril. Como si fuera poco, a diez metros de la entrada hay un basural ilegal que tiene una extensión de cien metros, donde constantemente llegan autos y camionetas a depositar sus residuos. Esto contribuye a que se produzcan mayores casos de dengue y leishmaniasis, además de incrementar el nivel de contaminación ambiental del barrio.
Nuestra mayor atracción, el “Riacho Caquero”, como le dicen los pibes, se encuentra íntegramente dañado por empresas privadas que se dedican a contaminar y ensuciar lo natural. Los niños del barrio son los más afectados, ya que van todas las tardes a un brazo de ese río a pescar, y tienen que atravesar caminando el agua gris del lugar para llegar al otro lado, donde según dice la gurisada, los peces pican más.
Las autoridades provinciales hacen oídos sordos y, a pesar de los evidentes signos de contaminación y las numerosas denuncias de los vecinos, no hubo respuestas por parte del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente (ICAA) ni de Aguas de Corrientes, que son los organismos responsables.
Los habitantes del Río Paraná están constantemente expuestos a contraer enfermedades al convivir con estos focos de infecciones. Si bien el gobierno no realizó ningún estudio bromatológico ni socioambiental, los vecinos denuncian numerosos casos de neumonía y diarrea entre los más pequeños, patologías que se producen a partir del contacto con el aire contaminado.
Los autoridades municipales, cada tanto mandan algún inspector a multar, pero lo único que hacen es constatar que se siga acumulando basura y que el riacho se contamine más, porque hasta el momento, no hubo solución para este problema residual.
En el Barrio, son los pibes los que van al frente y toman la iniciativa de mejorar la situación al pensar que esto no es normal, que es algo que hacen los adultos y que está mal. Se reunen para reflexionar qué se puede hacer para erradicar el basural y se cuestionan cómo puede ser que hoy en día la gente vaya hasta su barrio a tirar lo que tienen de más, mientras ellos se esfuerzan en concientizar que no se debe ensuciar.