En Resistencia, Chaco, Eliana sobrevivió a una paliza feroz que le destrozó la cara y le rompió varios huesos; sobrevivió a ser abusada y a un arma de guerra en su boca gatillada tres veces; sobrevivió a Raúl Sebastiani, el hombre que decía que la amaba y ese 25 de agosto del 2015 trató de matarla con todos los medios a su alcance.
En la comisaría donde fue a hacer la denuncia fue revisada por un efectivo varón sin ningún conocimiento de medicina o enfermería, incumpliendo el Protocolo de Actuación. Le dio miedo y vergüenza decirle a ese extraño que Raúl Sebastiani la había violado, le dio terror que otro varón la tocara. No lo dijo sino hasta meses después.
Hasta que se atrevió a denunciar y llevar a juicio a este cagón, un golpeador que, como otros, se ampara en la impunidad del dinero y de género.
Pero siguió recibiendo golpes. Primero de su abogada Patricia Fernández Longoni, que permitió que la causa se archivara porque no se presentó como querellante. Luego de los medios de comunicación que la nombraban y la fotografiaban a ella revictimizándola, al mismo tiempo que resguardaban la identidad del golpeador. Fiel reflejo del “algo habrá hecho”, mantra patriarcal que nunca nos considera inocente por el solo hecho de ser mujer.
Eliana quería justicia, dejar de sobrevivir para empezar a vivir, respirar sin que le doliera la garganta, dormir sin pesadillas que la regresaban a aquel departamento donde seguían resonando los “clicks” del arma en su boca. Quería que su historia, su valor y la justicia, salvaran a otras mujeres que siguen encerradas, golpeadas, violadas, estranguladas todos los días de sus vidas.
Infinidad de veces Eliana fue a Tribunales, revivió el infierno frente a propios y a extraños, se expuso, habló, lloró y gritó para seguir adelante.
Pero el patriarcado no quiere que Eliana sobreviva, la quiere callada, con miedo, sumisa, para que las demás sepamos lo que nos va a pasar si osamos enfrentar a uno de sus hijos, macho violento, macho con plata, macho impune, como es Raúl Sebastiani.
Hoy, la Jueza Lezcano de Urturi dictó 3 años de prisión en suspenso por “lesiones leves”.
El va a poder seguir transitando libremente, yendo a comer a su lugar favorito, al cine, a abrir su empresa automotriz, a juntarse con amigos.
Mucho influyeron los medios de comunicación y el Poder Judicial, cómplices del agresor, defendiendo su “hombría” y sus negocios. Esta condena es el maquillaje con el que el heteropatriarcado disfraza su horrible rostro para que no se le vea la máscara de verdugo.
Mientras tanto, en este día de tanta bronca, Eliana sigue intentando sobrevivir al miedo de encontrárselo a la vuelta de la esquina, en la puerta de su casa, en el kiosco. Hoy, ella fue condenada a sentirse muerta en vida.
Desde el Colectivo Ni Una Menos de Chaco, el cual integramos como Frente de Géneros de La Poderosa, realizaremos el pedido de recusación ante el Superior Tribunal de Justicia, para que la Jueza Lidia Lezcano de Urturi sea apartada de la causa.