*Letras: Nelson Santacruz
*Fotos: Brisa Ruíz
(Comunicadores de la asamblea poderosa de la Villa 21- 24, Barracas)
El último sábado de abril, en un acto homenaje, recordamos a los desaparecidos de la villa 21-24 de Barracas, bajo el puño de la última dictadura cívico-militar-clerical de la Argentina. Porque los vecinos no perdonamos ni buscamos reconciliación con los genocidas, nos juntamos con diversas organizaciones sociales para llevar adelante una jornada de reflexión.
El 29 de abril del 76 nos arrancaron a Teodoro Urunaga, Oscar Zalazar, Ricardo Ortiz y a María Ester Peralta, embarazada de cinco meses y aun desaparecida. Todos ellos, miembros de la comisión vecinal de la Villa 21-24. Por ellos gritamos ¡Presentes!, y caminamos por los pasillos de nuestro barrio para bautizarlos con sus nombres.
“Primero los secuestraron y torturaron para posteriormente asesinarlos, la noche del 5 y 6 de mayo. Algunos cadáveres los tiraron en el Parque Centenario y a otros los desaparecieron. Algunos no corrimos con la suerte de nuestros compañeros, pero también fuimos perseguidos mucho tiempo. Los recuerdos han vivido conmigo todos estos años. Por todos ellos: por Mari, por Ricardito, por Teodoro y por Oscarcito me sumo a este acto de memoria que hoy están protagonizando allí”, escribió Teresa, una vecina sobreviviente, desde Paraguay.
También conversamos con Celia, otra vecina y compañera que que sobrevivió al terrorismo de estado, quien nos relató: “Desde que desaparecieron a los compañeros, los esperamos mucho tiempo pero, los que aparecieron, aparecieron muertos. Aun recuerdo bien aquella noche: se llevaron a siete personas y nunca más volvieron. Tampoco supe nada más de los chicos y las chicas de las facultades que venían a dar una mano al barrio. Por eso, que hoy quieran poner el nombre de los desaparecidos a las calles y pasillos del barrio, para nosotros es un sueño cumplido”. Y agregó en la misma línea: “Agradezco que los vecinos y las organizaciones se junten por esta causa, porque no podemos olvidar nuestra historia, para que no se vuelva a repetir nunca más. No debemos dejar de luchar ni un segundo por el respeto a los Derechos Humanos. Estas personas decidieron por la vida de muchas otras, y se las llevaron a todas. No merecen reconciliación ni perdón, solo castigo”.
La charla y y el bautismo a los pasillos de nuestro barrio fue acompañado de una marcha de antorchas, bandas musicales, teatro para niños y niñas y una muestra fotográfica.
Acá no hay 2×1 que valga. Nadie nos va a borrar de la memoria a nuestros compañeros. Nadie los va a sacar de la historia. Una vez mas gritamos ¡Juicio y castigo para los genocidas que secuestraron, torturaron, desaparecieron y asesinaron a 30.000 compañeros!