* Por Mariana de Jesús,
hermana de “Higui”.
Nunca imaginé que algún día tendría que sentarme a escribir unas líneas sobre mi hermana, presa.
Nunca.
La historia es corta: mi hermana fue atacada por ser mujer, lesbiana y pobre. Vivía en el barrio Mariló, de Bella Vista, donde el machismo circula libre por las calles y el patriarcado llega a su máxima expresión. Allí sufrió varias veces la discriminación, el rechazo, los celos y algunas otras formas de violencia.
La más cruda ocurrió hace 18 años, cuando recibió tres puñaladas mientras hacía las compras. Desde ese instante comenzó su calvario y, con el paso de los años, se incrementó. Algunas situaciones fueron graves. Pero otras, otras fueron muy graves: le quemaron la casa y le dejaron a su perro atado en la ventana, como señal de amenaza… No por capricho entonces, decidió mudarse del barrio. Y sí, empezar a vivir alerta, con un cuchillo en la cartera.
Caminaba por la calle con miedo, siempre temiendo que la pudieran atacar. Aun así, siguió siendo una chica muy sociable, alegre, sencilla y servicial. Por eso, su familia, sus vecinos y sus compañeras de fútbol sentimos en lo más profundo la angustia por todo lo que está atravesando. La queremos.
Y la queremos un montón.
El desastre que motiva estas líneas se desató el 16 de octubre pasado, cuando «Higui» decidió visitar a unos amigos. De regreso a su casa, sola, fue sorprendida por 10 hombres. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. “Te vamos a hacer sentir mujer”, le gritaban, mientras la llenaban de insultos y golpes. Ella sacó entonces su cuchillo para tratar de defenderse y le dio un puntazo a uno de los agresores. Por esa herida, lamentablemente, el agresor perdió la vida.
Abrumada, recién llegada a la Comisaría, no pudo explicar todo lo que había ocurrido. Ahí, sin asesoría legal, pudieron incitarla a firmar unos papeles, acusándola de un homicidio. Hoy, en este preciso momento, mi hermana sigue recluida en el destacamento femenino de Villa Maipú. Y yo estoy acá, gritando junto a muchas y muchos para denunciar esta detención injusta, por haberse defendido de una horda de machos.
Hoy, en este preciso momento, ellos están en sus casas.
Revestida como si se hubiera tratado de una pelea callejera, la causa está caratulada como «homicidio simple», bajo la UFI 25, a cargo de la fiscal Valeria Álvarez y la doctora Gabriela Perichini, del Juzgado de Garantías N°6, donde la Justicia deberá sentenciar si le parece justa o injusta esa sistemática agresión que ahora completan con una arbitraria detención, por ser mujer, por ser lesbiana y por ser pobre. Sí, ¡por eso!
Mañana a las 17, nos vemos en el Congreso.