Dentro de 36 horas, cuando la prensa amarillista vuelva a naufragar sobre el tsunami feminista que arrasa con todas las difamaciones, los silencios, las denigraciones, los estereotipos y las justificaciones, no habrá más paciencia para la moral de la indiferencia oficial, ni para esos discursos berretas que desvían los recursos y compran las caretas, mientras esconden al Estado entre los mercaderes de la paz: para entonces, habrán asesinado a dos mujeres más.