Por María José Igarzábal, delegada de ATE de Trabajadorxs Organizadxs del Polo Integral de la Mujer
Nuestra tarea es cuidar a las mujeres.
En el Polo Integral de la Mujer, dependiente del gobierno de la provincia de Córdoba, hay áreas que se encargan de asistir a las mujeres en situación de trata y de violencia, además de una unidad que trabaja con los delitos contra la integridad sexual. Hay guarderías, una escuela para que las mujeres violentadas puedan finalizar sus estudios y dos unidades judiciales.
Pero todo eso muere en el papel, cuando hay falta de personal.
Es que la demanda supera ampliamente a la capacidad de respuesta de las profesionales que estamos trabajando hoy. Más del 80% de contratadas, un gran número de compañeras becarias que cobran la mitad, monotributistas que están en una situación inestable… y a eso, se le suman las condiciones de seguridad de quienes trabajamos acá, que somos 80% mujeres.
Sí, así como leyeron. En el Polo Integral de la Mujer, precarizan y ponen en peligro a las mujeres que trabajamos ahí.
«Más de una vez, las mujeres violentadas tienen que esperar 4 horas para que recién las vuelvan a atender un mes después».
¿Qué significa esto, para nosotras?
Las trabajadoras, que estamos expuestas a personas denunciadas por agresiones, salimos en autos sin cinturones de seguridad, y sin teléfonos. Así, hemos sufrido asaltos, encierros, amenazas con armas, golpes, accidentes de tránsito…
La situación que detonó nuestra última asamblea, fue bastante fea: dos compañeras que fueron a atender una denuncia, amenazadas de muerte, que sobrevivieron de suerte.
Sí, trabajamos en situaciones de riesgo, y además, escuchamos contantemente relatos de dolor y de sufrimiento. Muchas veces, las compañeras que vuelven de ser amenazadas no pueden seguir escribiendo o entrevistando a otras mujeres, pero acá es difícil parar, por la falta de personal: las profesionales destruidas salen a atender igual.
¿Qué significa eso, para las mujeres que sufren violencias?
Significa que más de una vez, tienen que esperar 4 horas para que les avisen que las volverán a atender un mes después. Significa que, como hay 15 trabajadoras para monitorear 1500 botones antipánico activos en la provincia actualmente, ni siquiera se pueden supervisar semanalmente. De esa forma, valora el gobierno provincial a quienes están en una situación de riesgo de vida.
Una vez, en un congreso de Derechos Humanos, escuché algo que repito siempre que tengo la ocasión: cuando uno viaja en avión la primera recomendación para asistir a un niño es que el adulto se ponga su máscara de oxígeno, para respirar y después ayudar. Esto es igual: cuando la persona que tiene que otorgar el cuidado no está cuidada, no puede realizar su tarea.
Por eso, exigimos a la secretaria del Polo, Claudia Martínez, que tome cartas en el asunto, pero también al gobernador de Córdoba Juan Schiaretti que iniciaba sus sesiones en la Legislatura prometiendo que en su gestión la prioridad serían las mujeres: mientras decía eso, despedía a nuestras compañeras.
Por decisiones como ésa, el Estado no contiene a todas esas mujeres que, gracias a la lucha de las calles, tomaron conciencia.
Eso, también es violencia.
Ayer, 20 de julio, como trabajadorxs del Polo Integral de la Mujer y por definición en asamblea, convocamos como forma de protesta, a una olla popular. Desde las primeras horas en la institución se hicieron presentes efectivos policiales, en un número superior a lo habitual para la institución. Esta presencia no era ingenua ya que al momento de instalar los tablones y ollas para llevar a cabo nuestra acción, la policía se hizo presente increpándonos y exigiendo que nos traslademos a la calle, obstruyendo la circulación de los autos.
#SinElCuidadoAQuienesCuidanNoHayCuidado