30 julio, 2017
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Resistencia a la impunidad

A las 17:50 de ayer, un patrullero persiguió a dos pibes que iban en moto por el barrio cordobés de Yapeyú. ¿El motivo de la persecución? “Un control”, dirían los oficiales después de dar la voz de alto.

 

Carlos, de 17 años, y Brian, de 18, pararon la moto, porque no querían problemas.

 

“Tírense contra el piso”, les gritó uno de los policías.

 

Carlos, de 17 años y Brian, de 18, no obedecieron, porque no querían soportar esa humillación.

 

Los policías los tiraron con violencia, contra la vereda de una casa, apuntándoles con sus armas.

 

Los golpearon.

 

Después, los pusieron contra el móvil. La barriada se enojó al ver esa escena de impunidad, cada vez más común, pero a la que jamás nos vamos a acostumbrar: algunos vecinos protestaron. Los policías dispararon al aire. Por lo menos, siete tiros.

 

Había niños, mirando toda la escena, que estuvieron en peligro durante la duración del operativo.

 

A quienes preguntaban a qué se debía ese circo, los dos oficiales les respondían “es un control, es un control”. 

 

Se llevaron a los dos chicos por “resistencia a la autoridad”.

 

Los llevaron a la Comisaría Sexta. Allí, uno de los oficiales le dijo a una de nuestras compañeras que a los pibes les iban a imputar un delito porque una vecina del barrio les había pegado.

 

 

Ponete en el lugar de sus madres, Adriana y Patricia. Imaginate, pasar la noche en la puerta de la comisaría esperando novedades de tus hijos, que jamás cometieron ningún delito. Imaginate, ninguneada por el aparato judicial, con tus hijos secuestrados “legalmente”, a merced de los mismos que los violentaron en su barrio.

 

Ahora, imaginate un barrio y una ciudad, donde esa situación se repite cada día.

 

A Carlos, lo liberaron tras doce horas de encierro.

 

Brian sigue encerrado en el Establecimiento Penitenciario 9.

 

Exigimos que ya le den la libertad.

 

Y que se termine la impunidad.

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