La verdad, no podíamos dormir, pensando el próximo nombre que nos tocará escribir, gritar, despedir, enterrar. ¿Y si están entre nuestros lectores, los desaparecedores de Mayra, los redesaparecedores de Nadia, los descuartizadores de Anahí? Vos fijate, fijate bien por ahí, viejo, mirate frente al espejo, en el ojo de tu vieja, adentro de la oreja, arriba del supuesto, afuera del presupuesto, detrás de tu nieta, delante de una escuela, bajo la receta de su abuela, entre tus abrazos, cerca de algún poema, contra la cuerda, lejos de la verdad… Hay que rastrillar hasta hallar, en pedazos, a este sistema de mierda que llaman normalidad.