* Por Ana Niria Albo Díaz,
coordinadora en Casa de las Américas.
Casa Tomada es un evento que tiene una lógica muy consecuente con el propio espíritu de la Casa de las Américas. La institución surgió en 1959, en un momento muy crítico para Cuba, porque casi la totalidad de los países de América Latina y del Caribe le daba la espalda al nuestro, políticamente. Fidel y Haydée Santamaría, en otra de sus genialidades, decidieron crear una especie de embajada cultural, con el objetivo de que ese proyecto revolucionario de justicia social se convirtiera en un percutor para los encuentros de intelectuales y artistas del continente.
En el 2009, cuando la Casa de las Américas celebró sus primeros 50 años, los jóvenes propusimos cerrar los festejos con la creación de Casa Tomada, para reanudar los encuentros de pensadores que habían comenzado en 1983. Le pusimos ese nombre por el cuento de Cortázar, porque a nosotros nos gusta decir que la Casa está llena de espíritus, como el de Julio, o el de Rodolfo Walsh, que evidentemente también siguen viviendo aquí. Pues, para toda la Isla es importante que lleguen voces de diversas naciones, como una manera de reafirmar que es mentira la supuesta apatía política que existe en la región. Y también de reflejar que, pese al regreso de la derecha desde las altas esferas continentales, lo que se siente en las calles es totalmente diferente y nadie quiere regresar a las dictaduras de los 60 y 70.
Ayer, con La Garganta Poderosa gritando en el panel de apertura, se activó el “IV Encuentro de Pensamiento y Creación Joven en las Américas”, dedicado a la juventud y a la toma del espacio público, en el que exponen frente al Malecón de La Habana experiencias de 18 países de la región. Ya sea desde una editorial villera o cartonera, mediante la academia, o a través de un proyecto teatral, que tienen como fin volverse justicia social, nuestro propósito es que se junten todos esos movimientos que sostienen ideas similares o diversas, pero luchan por bienes comunes.
Que vecinos de ochos países de Latinoamérica, desde sus asambleas poderosas, sean parte de Casa Tomada, es totalmente consecuente con quien fundó esta institución. Porque Haydée llegó al 6to grado de alfabetización, pero era capaz de entablar una conversación con Cortázar de tú a tú… Una frase la describe muy bien: “La intuición es la ciencia que no fue a la escuela”, y yo creo que ella era eso, una mujer con una sabiduría popular muy metida en los poros, que supo darse cuenta que los verdaderos trabajadores de la Casa eran personas como ustedes, propulsoras de ideas permanentemente.
Por eso, recibir a las voces de las villas para escucharlas contar su empoderamiento barrial, ese que les permitió emanciparse de una manera diferente a la que viene desde arriba, para nosotros es muy importante. Todos, acá y allá, debemos aprender de esos saberes populares que traen consigo, al haberlos sembrado desde la comunidad hasta el interior de cada individuo. Esa construcción la tienen muy clara, y ahí me parece que radica la trascendencia de una Garganta que grita cada vez más fuerte por toda la Patria Grande.
Cuba actualmente se encuentra en un momento difícil, de transición generacional a nivel político. Y una de las soluciones para mantener el proyecto socialista cubano está en empoderar a la comunidad, algo que desde el punto de vista legislativo de la Constituyente se está haciendo de a poco. La gente se adaptó muchísimo al paternalismo político, a la noción del transformar desde arriba con la gran figura de Fidel. Y ustedes, mediante su experiencia colectiva, indican que la transformación no sólo puede venir desde abajo, sino que debe gestarse ahí, como lo han iniciado en Cuba en el barrio San Miguel del Padrón, un sitio tradicionalmente marginal y marginalizado en La Habana, que prácticamente no es entendido como parte de la capital. No tengan dudas, La Poderosa tiene mucho que entregar, a la hora de pensar cómo enseñarle al mundo que los “otros” existimos. Y que los otros también podemos empoderarnos.