Desde hace tiempo, que un grupo de aguerridas mujeres de Yapeyú comenzó a combatir el hambre de sus vecinos, llenando las panzas de una barriada, multiplicando por centenares los platos de comida caliente de forma organizada.
Con un brutal ajuste en marcha, las oportunidades laborales se van disminuyendo de manera inusitada. Para colmo, en esta época asoma el frío, de modo que los alimentos funcionan como refugio para aquellas familias que necesitan recuperar fuerzas para seguir resistiendo.
Por eso, las manos poderosas que mantienen el comedor, que trabajan todas las tardes para llenar un plato vacío con amor, hoy buscan donaciones.
Tenemos como prioridad la llegada de un frezzer, y alimentos que permitan seguir llevando a cabo su valiente pelea contra el abandono estatal, bancada por la asamblea y requerida por los estómagos rugientes de toda la comunidad.