8 abril, 2018
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Lula, nuestro ejemplo

 

 

* Por Stella Calloni.

 

 

La sesión del Supremo Tribunal Federal de Brasil, bajo amenaza de otro golpe militar, no sólo fue ilegítima, fue inválida y nunca debió haberse realizado. Pero pensemos todos juntos: si aún con esa intimidación por parte del general retirado Luiz Gonzaga Schroeder Lessa, el voto terminó dividido, ¿qué hubiera pasado en una decisión libre? Hoy estamos hablando de un golpe dentro del golpe, que finalmente incorporó a los militares al ataque mediático, jurídico, parlamentario que comenzó con el impeachment a Dilma Rousseff, para perpetuarlo sobre toda la democracia.

 

 

Ante nuestras narices, se desarrolla un proceso golpista que nunca se detuvo, ahora condenando a Lula sin ninguna prueba, por una supuesta coima para la adquisición de un inmueble. Pues bien, en el interrogatorio del juez Sergio Moro, el expresidente negó 21 veces la posesión del departamento, ante un magistrado que admitió no tener evidencias. Y sí, ese mismo jurista que pasó a la historia de la vergüenza, es quien anteayer pidió la cárcel para Lula, como si no estuvieran probados sus vínculos intrínsecos con el Departamento de Estado norteamericano. Desde arriba, desguazaron Petrobras, avanzando con el aval de Michel Temer hacia la legitimación de la base militar espacial en Alcántara, la única preparada en América Latina para desplegar las nuevas tecnologías en misiles y armas.

 

 

Para enfrentar esta nueva embestida, Lula Da Silva está dándole un ejemplo al mundo de lo que implica ser un dirigente de masas surgido del movimiento obrero, resistiendo desde el sindicato donde se formó como tornero, combatiendo a la dictadura, adentro y afuera de la cárcel. Debemos tomarlo como faro, porque aquí se nos están jugando los derechos y la libertad de todos los habitantes del continente. Así lo haremos, junto al pueblo brasilero, saliendo a la calle como hongos, tal como lo hizo el Movimiento Sin Tierra de Brasil, que se plantó con firmeza cuando los jueces decidían sobre el futuro de sus 4 millones de afiliados. A ellos, hay que sumarle los 30 millones de personas que no aceptarán volver a la pobreza. Y sólo así, podrá desatarse un contragolpe capaz de frenar sus planes para recolonizar a Latinoamérica.

 

 

Hay que despertar, todas, todos, ¡vamos! Nuestra esperanza está en la reacción colectiva, activa y combativa. Debemos demostrar esa capacidad que nuestro enemigo eterno no sabe calcular. Y por eso, las organizaciones populares, las gargantas de base se vuelven clave para la resistencia del continente, desde las poblaciones callampas en Chile, las colonias de México, las villas argentinas, los altos venezolanos o las favelas brasileñas. Celebro, en ese camino que nos impulsa la historia, que La Poderosa dejara de ser una moto para volverse un colectivo y finalmente esa enorme caravana latinoamericana que copará Porto Alegre en julio, empoderando y entrelazando las luchas de toda la Patria Grande. ¡Allí estaré! Con ustedes y con los miles que se vayan sumando desde las redes, para que todo el mundo conozca el alma de América Latina, sobre la tierra, ¡no sobre el cemento!

 

 

Hacía muchos años que no éramos tan amenazados.
Una vez más, llegó la hora. 
Es hoy. Y es ahora.

 

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