Por Kadosh Miranda, Ipatinga – Vale do Aço/Minas Gerais
En ese exacto momento mis ojos se llenaron y yo me vi sumergido en un mar de lágrimas. Desespero es la palabra que resuena en la mente, desespero y ellos nos privan de sonreír contentos.
Las balas traspasaron los cuerpos allí abandonados, ella con 4 tiros, algunos escaparon.
Él haciendo trabajos puntuales, su esposa profesora estaba sin recibirse porque el gobierno no quería pagar, ¿y su hijo? ¿Quién iba a ayudarlo a sustentarlo?
Gritaron, dijeron alto por ahí que fue un asalto. Y yo te digo: asalto de milicia.
Ellos se llevan sólo vidas. Marielle, el mar y ella. Asesinada brutalmente y ¿tu mente dice que fue merecido? ¿Que «quien defiende al bandido, tiene que morir a manos de la policía»?
Si fuese ese tu contexto, saca a tu hijo del curso de Derecho, dile que no puede ser abogado y mucho menos criminalista. ¿Dónde se la vio defender a un bandido? Mismo sabiendo que ellos defienden bien a sus bandidos, que por algunas horas del día andan uniformados. Y el diablo viste de uniforme, ya nos llevó a Amarildo, detuvo a Rafa Brafa, asesinaron a DG y ahora en nuestra cara una mujer negra y luchadora, brutalmente masacrada. ¿Dónde está toda la izquierda que no hace nada? ¿Dónde está la izquierda de clase media que no quedó ofendida? ¿Están pensando que la militancia cambia el mundo desde el sofá de la sala?
Ah, no mueven el culo de su zona de confort. Hoy fue Marielle, mañana serán muchos otros brutalmente masacrados por la fuerza policial. Barbarie pesada a nivel nacional.
Y como no hicimos nada delante de una escena tan brutal, hoy mismo asesinan a otro negro y todo se vuelve banal.