9 mayo, 2018
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El FMI tampoco cambió

 
* Por Alfredo Zaiat.

La conferencia de Mauricio Macri, anunciando que volverá a pedir un crédito al Fondo Monetario Internacional, expone dos rasgos fundamentales del rumbo que profundiza su gestión.

En primer lugar, implica que nuestro país subordina nuevamente su política económica a esas viejas recetas importadas: una cosa es tener autonomía para tomar decisiones antipopulares por iniciativa propia y otra, muy distinta, es tener que acelerarlas, profundizarlas o hacerlas todavía más regresivas, por exigencia extranjera. ¿O qué significa pedirle dinero al FMI? Volver a estar condicionados, por ellos.

En segundo lugar, solicitarles un mínimo de 30 mil millones de dólares refleja también cómo las políticas económicas implementadas desde hace dos años han agudizado las debilidades estructurales que tiene la economía nacional, evidenciadas en la falta de dólares. Y si bien se intentó disimular eso con endeudamiento externo, generando un pesadísimo lastre a futuro, hoy se derrama ese maquillaje de las políticas desfavorables, dejando a la vista las inconsistencias del este programa económico.

Históricamente, las condiciones del FMI son conocidas: mayor flexibilidad laboral, disminución de las cargas laborales en detrimento del sistema previsional, privatización parcial o total del sistema jubilatorio, mayor apertura comercial y un ajuste severo del gasto público. Claramente, el Gobierno ya venía implementando medidas en ese sentido, pero este acuerdo agudiza ese proceso.

Wall Street dejó de financiar a la Argentina y el financiamiento externo ha sido el pulmotor que mantuvo viva, hasta hoy, la economía macrista. Ahora, cuando eso se interrumpió, la respuesta se manifestó de manera contundente en el mercado cambiario, con un salto repentino en el precio del dólar. Una variable que se traduce como una fuerte devaluación, espejada en aumentos de precios y en el deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores, jubilados y titulares de la Asignación Universal por Hijo, de modo que afecta de forma global los niveles de consumo y empleo, pero fundamentalmente perjudica a los sectores populares. Otra vez, contra ésos. Otra más, contra ustedes.