Recordamos al negrito en su barrio, el Juan XXIII, con una jornada popular en su cumpleaños número 13. Organizada por la familia, amigos, y vecinos, la actividad arrancó con un campeonato interbarrial de fútbol popular, el deporte en el que Facu soñaba triunfar. Chicas y chicos de La Bombilla, Villa Muñecas, Villa 9 de Julio, San Ramón, la Vía Diagonal Norte y el 11 de Enero, se pusieron las pecheras futboleras con el número 2 que usaba Facu cuando jugaba en Unión de Santa Fe. Cuando estaba terminando el último partido, los tablones empezaron a ocupar gran parte del espacio: era el aviso de que las vecinas ya tenían lista una poderosa merienda.
Mientras merendábamos, el sonido de bombos y trompetas iba acercándose. Los Tocafondo, la murga que juega de local en La Bombilla, estaba llegando en medio de la polvareda que empezó a difuminar el ambiente. La música usurpó el lugar y se instaló con La Pesada del CAJ, una banda vecina que inició en un Centro de Actividades Juveniles del barrio, que hoy se encuentra cerrado. Más adelante Skaraway, una banda local que apoya la lucha contra el gatillo fácil en Tucumán, puso su grito en el cielo y llegando al final de la jornada, Pechando el Camión otra murga tucumana, le puso ritmo a la tarde que empezaba a caer.
Éramos muchos los amigos, los hermanos, e hijos que perdimos. Ahí no estaba Ismael Lucena pero estaba su cuñada Isabel de la Cruz, y justo al lado de ella andaba Ana gritando por Miguel Reyes Pérez. También estaba Claudia mamá de Jalil Juárez… Parecía que éramos treinta mil.
Era increíble lo que estaba pasando; en muchas asambleas lo habíamos soñado. Mercedes, la abuela de Facu, junto a Rita y María, sus tías, subieron al escenario y la «Pachona», como le decía Facu a Mercedes, decidió dirigirse a todos, en público, por primera vez:
“Buenas noches, yo soy Mercedes, abuela de Facu: abuela y madre a la vez. Les quiero contar que mi hijo, era un niño humilde y bueno, no tenía maldad. Era muy querido aquí en el barrio. Después de asesinarlo, me lo han marginado. Dijeron que andaba robando, porque somos los negros de gorrita, y porque vivimos en La Bombilla».
Mercedes siguió su relato, pero ya a todos había emocionado. «Estoy orgullosa por ser nacida y criada en esta villa. Crié a mis 9 hijos y 5 nietos trabajando en casas de familia. Al negrito nunca le faltó nada, como dijo la prensa y el señor ministro de seguridad, Maley; quien dijo que mi hijo no tenía para comer. Facundo no tenía de más pero no le faltaba. Era un hijo excelente. La única arma que usó, ha sido la pelota. Él soñaba ser como Messi y comprarme una casa a mí y a su madre. No tengo palabras para sus asesinos, Monte de Oca y Díaz Cáceres, ¿No son padres? Acribillaron a una criatura. Me han destrozado la vida a mí y a mi familia. Lo único que quiero es que haya justicia, nada más”, nos confió a todos.
A ella, se le sumaron las amigas y la prima de Facu, Aby Pombo, que tomando valentía y sabiendo la injusticia, subieron a responderle a los medios hegemónicos: «Señoras y señores: infórmense mejor, analicen, piensen y recién escriban. Todos los que hablan mal no lo conocían». Y continuaron «Porque el pibe es pobre lo hacen a un lado… para discriminar son rápidos ¡no es así! Todos somos humanos».
Con Facundo Ferreira, Ismael Lucena, Miguel Reyes Pérez y Jalil Juárez no han podido y no podrán, a nuestros pibes, no los callan nunca más.