Fotos: Iara Vega, de la poderosa asamblea de Los Pumitas.
Este 3 de junio, las mujeres del Barrio Los Pumitas volvimos a alzar el puño en el Parque Nacional a la Bandera para hacer arder nuestra voz villera. Nos fundimos en abrazos, encontramos el alivio en un grito colectivo contra las violencias que nos oprimen a diario. Esta ola de furia en busca de la reivindicación de nuestros derechos sacude el mundo, nos moja, nos tumba, pero nos levantamos y nos juntamos con otras, hermanadas en un constante grito profundo: Ni Una Menos, Vivas Nos Queremos.
No soportaremos una sola muerta más por abortos clandestinos ni el maltrato médico cada vez que parimos ni que las ambulancias no entren por nuestros pasillos. ¡Ni un abandono más de este Estado asesino! Estamos acostumbradas a que nos vulnerabilicen, necesitamos que nuestros derechos se materialicen. Como sabemos que la violencia patriarcal se duplica en los barrios, hoy decimos: ¡NO AL FONDO MONETARIO!
En la villa queremos que todos los femicidios se midan con la misma vara. Nos seguimos preguntando qué pasó con Rosalía Jara. La pareja de Vanesa Selma la prendió fuego mientras ella estaba embarazada, a ocho años del hecho no hay una sola persona imputada. Se llevan a las pibas como recogiendo la basura; nosotras, las que quedamos, con un dolor que agobia, continuamos pidiendo justicia por Rocío Segovia.
Como la organización es poder, queremos que se escuche que el Barrio Los Pumitas necesita una Casa de la Mujer. CASA con todo lo que eso implica, algo inaccesible para las que nunca tuvimos una. Un hogar, un amparo, una guarida habitada por nosotras, las mujeres de nuestra comunidad. Necesitamos apropiarnos de ella para que ella no se termine de apropiar de nosotras.
Por eso demandamos un techo bajo el cual informar situaciones de violencia de género, donde se den talleres sobre capacitaciones laborales, un escenario de actividades recreativas, una asamblea con la que se fomenten estrategias preventivas, una cancha donde jueguen equipos interdisciplinarios para el acompañamiento a las víctimas de la violencia machista en el barrio. Exigimos presupuesto para un espacio de encuentro donde gestionar nuestro propio asesoramiento, un refugio que nos resguarde de los violentos, un lugar ameno en el que haya acompañamiento.
Somos mujeres, pobres, villeras y lo vinimos a reivindicar. Queremos vivir nuestra identidad con dignidad, con orgullo, y que ningún patriarca crea que nuestro cuerpo es suyo. Por eso nos animamos a construir un sueño propio, estamos podridas de que por nosotras decidan otros. El incesante grito colectivo es para ensordecer a quienes parecen no tener oído. Las mujeres de Los Pumitas estamos hartas de que nos caguen a palos, por eso nos plantamos. Nos revelamos contra la violencia patriarcal y racista para que América Latina sea toda feminista. Vamos a reivindicar la potencia transformadora de las mujeres villeras, si el feminismo es igualdad ¡nosotras no podemos quedar afuera!