28 julio, 2018
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No queremos más militares en América Latina

 

*Por Laura Zuñiga Cáceres,
hija de Berta Cáceres, garganta hondureña en el Foro villero.

 

La Cumbre de Base permitirá un encuentro entre quienes afrontamos día a día al neoliberalismo extendido sobre nuestros territorios y será una gran oportunidad para conocer diferentes perspectivas de la realidad. Allí, nos reuniremos quienes nos organizamos desde abajo, en espacios de confluencias y análisis que serán un ejemplo de solidaridad latinoamericana para el resto del mundo.

 

Lo que mi mami buscaba era la articulación, y por eso fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). De a poco se nota el despertar en las comunidades donde, sobre todo las mujeres, están levantando la voz. Hay compañeras que multiplican a Berta, ese es el reto de todas las que nos quedamos; seguir el camino de ella que nos acompaña en este sendero por la vida. Fue con el apoyo internacional que conseguimos que la hidroeléctrica, contra la cual luchaba mi mamá, deje de tener financiamiento. Y aunque la empresa criminal Desarrollos Energéticos S.A sigue con la concesión, fue una victoria popular retirar de manera colectiva a los grandes capitales financieros.

 

Para que se fortalezca nuestra Patria Grande, ella nos enseñó que los pueblos debemos hermanarnos. Buscar la esperanza a través de movimientos que siempre tengan presente la ética y la coherencia al momento de resistir. Nos dejó muchísimo, pero el legado más importante pasa por nunca abandonar la alegría, porque es lo que siempre nos retrotrae a las raíces. El Foro latinoamericano logrará una integridad para enfrentar a una opresión que ataca a nuestros cuerpos por todos lados.

 

Uno de los retos más urgentes del continente es la desmilitarización de las naciones. Desde el Golpe de Estado a Manuel Zelaya, en 2009, Honduras se vio inundada por militares. Fuerzas que criminalizan a luchadoras y luchadores; que reprimen, matan e irrumpen en las comunidades con empresas extractivas para lucrar con los recursos naturales. Es así como el Estado desamparó a quienes defendemos la tierra y, durante en las últimas elecciones, tanto la policía militar como la Policía Nacional asesinaron a más de 30 personas.

 

Somos un país sumamente militarizado, proceso que ya está profundizándose en Brasil y que quieren empezar en Argentina. Nuestra preocupación es grande, porque incluso aquí los llamados “Guardianes de la Patria” enseñan a los niños desde el pre escolar valores cívicos y religiosos, lo que provoca una construcción militar en la subjetividad de la infancia de las personas. Sin duda, afecta al verdadero desarrollo de la humanidad y atenta contra nuestras culturas. Por eso, acompañaremos al pueblo brasileño, cuyas favelas padecen violencias similares.

 

Y gritaremos: «En América Latina, no queremos más militares!

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