9 julio, 2018
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Otro año sin vos

 

 

 

Todos los años es igual: recordar y resistir. Recordar la sonrisa de ese negrito, villero, familiero; resistir con un hueco gigante en el pecho ante tanta mierda que la Justicia tira y tanta impunidad que destila. Y hace nueve años que cada invierno es más frío que el anterior, desde aquel gélido 8 de julio en que el oficial de la Policía Federal Santiago Daniel Veyga decidió privar a Kiki de crecer y sonreír. O quizá desde antes, cuando el ‘Indio’ Chávez de la Brigada 52 decidió volverse su sombra; o hasta incluso un par de años atrás, cuando el Estado decidió no ayudarlo, alegando que «debe cometer un delito para poder internarlo”. O será que este precipicio tiene origen en el principio de esta historia, valga la redundancia, cuando cometió el imperdonable delito de vivir en la Villa 20 de Lugano.

 
 
Recordarlo es así: duro y helado. Lo es porque antes de enterrarlo en el silencio mediático, lo enterraron por dos meses como NN en el cementerio de Chacarita. Y eso no bastó. A Jonathan “Kiki” Lezcano lo mataron y remataron durante estos nueve años, ningunearon su historia todo lo que pudieron, condenando a su madre, Angélica Urquiza, a una vida sin su hijo.
 
 
Pero sin dejarle más espacio a la tristeza, tanto nosotros como Angélica, volvimos cada recuerdo una fortaleza, decidimos rememorar su sonrisa gigante, tan gigante como su sueño de jugar en Primera, tan gigante como el amor que tenía por sus sobrinos. Un nuevo aniversario se pintó de jornada cultural, de denuncia y de condena social, para los verdugos de la perversidad. 
 
 
No vamos a parar, Kiki, hasta legislar el Control Popular a las Fuerzas de Seguridad.
 
 

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