Ante el intento oficial de querer silenciar la música popular, decenas de artistas callejeros se plantaron frente a la Legislatura Porteña para ofrecer un show y pasarle factura al Gobierno de la Ciudad. Enseña ese saxo y ese redoblante, porque los quieren presos a pesar de saber algo importante:
No es un delito, ¡es arte!
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