Un pibe cumbiero en nuestro suelo villero, como lo visita cada Día de la Niñez: desbordando sencillez. Y lucidez. Todo eso, sin cobrar un peso. Porque no es cuestión de guita: su arte se milita y los abrazos los da en persona, al igual que los cariños. ¡Arriba las manos de todas las niñas y niños! Un grito bien humano: ¡Movilizó a Villa Fátima, Pablito Lescano!
“Ayer dije que no iba a poder ir, que no iba a tener voz. Pero me agarró la nostalgia y pensé: ‘Vamos a tocar una vez más con las pibas y pibes de La Poderosa’”.
Son estrellas,
son fueguitos,
son el sentido
de nuestros pasitos.
Ahora nosotros tomamos el control…
100% negras y negros villeros.
Con los pies en el barrio…
¡Y las manos en el aire!